La relajación es muy útil para afrontar retos y dificultades de tipo psicológico. Es una estrategia que podemos aprender y dominar a base de práctica.
Se habla hoy día mucho sobre la relajación, pero ¿en qué consiste? Y ¿para qué sirve?
La relajación como respuesta ante el estrés requiere tres elementos principales:
1.Entorno
Es más fácil de aprender y conseguir, y así lo requiere, en un entorno silencioso, tranquilo. Colocados en una postura confortable y cómoda, en algún lugar donde no haya demasiadas distracciones. Una vez que vamos avanzando en la destreza de la relajación, la podremos lograr también en lugares menos tranquilos, pero para esto ya se requiere tener cierta habilidad.
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2.Cuerpo
Cuando practicamos la relajación, nuestro cuerpo disminuye la intensidad de todas sus actividades: la respiración y tensión sanguínea decrecen, el corazón late con menor frecuencia, y sus músculos en general están menos tensos. ¿Cómo se logra que el cuerpo responda de esta manera? Se puede comenzar por mantener respiraciones lentas y profundas. Respiramos lentamente, inhalamos, retenemos el aire y lo expulsamos lentamente. Repetimos este proceso durante unos momentos, sin prisas. Así traemos el oxígeno al cuerpo con mayor eficiencia. Cuando sentimos ansiedad o estrés, tendemos a respirar superficial y aceleradamente. La respiración es una operación crucial para vivir, y a pesar de eso, casi nunca prestamos atención a nuestra manera de respirar. Después de unos minutos respirando lenta y profundamente, sentiremos que estamos más relajados, que con la expulsión del aire cuando exhalamos, es como si lanzáramos fuera de nosotros la ansiedad y las preocupaciones.
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Manteniendo estas respiraciones lentas y profundas, nos podemos ir concentrando en cada una de las partes de nuestro cuerpo manteniéndolas tensas unos segundos y luego relajándolas, así iremos apreciando la diferencia que hay en nuestros músculos cuando están tensos y cuando están relajados. Este ejercicio de tensión-relajación sobre las partes de nuestro cuerpo lo podemos repetir varias veces para, finalmente, dejarlas relajadas; así empezaremos a sentir que apenas nos pesan, como si flotaran. Podemos empezar en este orden por las piernas, los brazos, las manos, el cuello, los hombros, la nuca, la espalda, la cara…
3.Mente
Podemos aplicar nuestro poder mental a la relajación de varias maneras. La relajación mejora mucho cuando logramos dejar los pensamientos negativos de lado y podemos dejar nuestra mente en paz. Una ayuda para dominar las distracciones sería repetir mentalmente una palabra mientras nos estamos relajando, como por ejemplo “relájate… relájate”. También podemos usar la mente creativamente para viajar imaginativamente a un lugar que nos proporcione la máxima tranquilidad, como un valle verde, una cascada, un lago de agua pura y cristalina rodeado de sauces, etc. Nuestro poder mental lo podemos usar para mejorar nuestra sensación de paz.
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La relajación requiere una actitud de total aceptación, de dejarse llevar. Recuerda respirar profunda y lentamente, relajar tus músculos, y obsérvate flotando sobre una nube, o en tu lugar preferido, lejos de las actividades que te rodean. Lo importante es recordar que la relajación es una habilidad que se aprende con paciencia y práctica. Es una técnica muy beneficiosa para cualquiera que la aplique. Es un tiempo de tranquilidad y sosiego, un momento para salir de las situaciones cotidianas que nos generan tensiones.
Bueno