La semana pasada hablamos de lo que es la hipocondría entendida ésta como ansiedad por la salud y hoy, trataremos de dar algunas pautas para poder hacerle frente.
Cuando alguien acude a un psicólogo por un problema de esta índole ha llevado a cabo diversas consultas médicas para descartar que algo físico ocurre. Para la persona es duro aceptar que la sintomatología física que siente y que es real, no se deba a algo fisiológico sino a algo psicológico.
Además, estas personas tienen altos niveles de ansiedad pudiendo derivar en crisis de angustia y un sentimiento de indefensión que retroalimenta el estado de ánimo deprimido. Por todo esto, recomiendo acudir a un psicólogo ya que este tipo de patología tiende a cronificarse si no es abordado de forma adecuada.
Si estás pensado en acudir a un psicólogo por este tema, te adelanto algunos de los aspectos que se abordan para hacerle frente a la hipocondría.
- En primer lugar es necesario indagar sobre la vida personal del paciente, es decir, que ha hecho que se activen esos temores de padecer una enfermedad grave. Es posible que haya muerto alguien cercano o que haya alguna enfermedad diagnosticada en algún familiar en los últimos meses o años. También se tienen en cuentan los factores estresantes ajenos a la hipocondría por los que puede estar atravesando (problemas laborales, de pareja,…)
- Cambio de hipótesis, proponiendo una alternativa que sustituya “tengo una enfermedad grave” por “lo que tengo es un problema de ansiedad”. De hecho, se le pide que durante un tiempo se valore esa posibilidad ya que la primera si ha ido sometida a prueba acudiendo al médico y realizándose diferentes pruebas médicas, y por el momento no ha aflorado dicha enfermedad. Para validar este cambio de hipótesis se han de reestructurar pensamientos que permitan una visión más panorámica de problema.
- Fase de psicoeducación, informando sobre lo que es la ansiedad, su valor adaptativo y las formas de manifestarse. En esta fase también se explica el modelo cognitivo-conductual del mantenimiento de la hipocondría y la relación que hay entre lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos. En cuanto a este modelo se ha de dejar claro que lo que siente es cierto a nivel fisiológico, pero no se ha de confundir un pensamiento con algo posible, únicamente es algo probable.
- Llegados a este momento se intenta que la persona rompa el círculo vicioso que mantiene la preocupación y que se centre en recabar información que valide la hipótesis de que se trata de un problema de ansiedad. Para ello ha de darse una serie de autoinstrucciones tales como dejar de evitar, de acudir a consultas médicas, de autoispeccionarse,…
- También se explica el papel de la autoatención en la percepción de las sensaciones somáticas corporales. El prestar atención a un síntoma físico hace que este se amplifique y además, el miedo a que algo malo ocurra contribuye más si cabe, a que esta percepción sea de mayor intensidad. Es necesario aprender a interpretar de otra manera lo que siento físicamente y darle otra atribución diferente. En este punto es adecuado enseñar técnicas de cambios de foco de atención que sean distractoras (centrarse en un objeto, ejercicios mentales, …)
Junto a todo lo anterior es necesario hacer algún tipo de intervención familiar, para que los que conviven con la persona con ansiedad por la salud pongan en marcha pautas que le faciliten romper el círculo vicioso.
Hasta aquí, algunos de los factores que se tienen en cuenta a la hora de abordar en terapia psicológica un problema de hipocondría, espero que os sea de ayuda y que podáis añadir, aquello que os haya servido a superar esta enfermedad.
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