Estas últimas semanas estamos teniendo colaboraciones de personas cercanas a WebPsicólogos. Este artículo ha sido escrito por Sofía Serrano , maestra de educación primaria en un colegio público, quien comparte su experiencia de cambio con nosotros y como el amor fue su gran motor para el cambio. Gracias hermana, nunca te he visto tan feliz como en estos últimos años.
Os dejamos su artículo: «Que aprendí de cambiar mi vida cuando creía que ya estaba hecha»
Con la vida resuelta a los 30 años
«Con 30 años yo no pertenecía a la generación NINI ni mucho menos«. Tenía mis carreras terminadas, mis oposiciones aprobadas y aunque había estado trabajando varios años lejos ya había conseguido acercarme a casa a través del concurso de traslados, vamos que tenía la plaza definitiva con 30 años a 10 minutos en coche de casa. Me había hipotecado con un piso, comprado un coche, independencia económica …
Cuando se cruza el amor
Pero de pronto un buen día alguien se cruza en tu camino, te enamoras hasta la médula y decides cambiar tu residencia en una gran ciudad para instalarte en un pueblecito de apenas 900 habitantes en el que solo conoces al que es tu príncipe azul. Bueno pues una vez tomada la decisión, pides traslado en el trabajo, te dan el pueblecito de al lado al del príncipe y allá que vas. Primer paso dado.
Desmontando tu vida
Pero claro, llega la hora de la verdad y hay que hacer la maleta e irse allí. Menos mal que la ilusión en estos casos es un factor fundamental y la mayoría de las veces oculta otras muchas sensaciones. Pones tus cosas en tu coche y partes rumbo a la nueva vida en un pueblecito donde sin lugar a dudas eres la novedad, y durante los primeros días la comidilla del pueblo.
¿Y ahora qué?
Llegas, te instalas y ya lo tienes todo hecho. Y empieza el agobio:
- ¿qué hago ahora?
- ¿dónde voy esta tarde?
- ¿con quién quedo?
- …y te das de frente con la realidad más absoluta……NO CONOCES A NADIE.
Y ahí empieza a terminarse el cuento de príncipes y princesas que se enamoran. A partir de este momento dos opciones, o te hundes sola o intentas resurgir….y siempre hay una mano que alguien te tiende. Siempre, lo importante es estar pendiente para ver llegar esa mano.
Los amigos al rescate
Yo fui afortunada, no se como ni porque, un grupo de gente me llamó y me buscó para ayudarles a trabajar por el pueblo y esa fue mi ayuda y mi gran salvación, de hecho cada vez que puedo les doy las gracias por ello, pues sin ellos mi vida allí habría sido mucho más gris. Con ellos mi círculo social empezó a crecer de manera impresionante, me siento parte integrada e integradora del pueblo y parte activa de todo lo que acontece en él. He conocido gente maravillosa, amigos leales, divertidos, con las mismas preocupaciones e inquietudes que otras gentes que me han aceptado y acogido en su pueblo como una más.
¿La moraleja?
Con todo esto quiero decir[piopialo] que por muy duros que a veces sean los cambios que la vida nos depara muchas veces tras un momento duro se esconden experiencias maravillosas[/piopialo]; si bien es cierto que los principios fueron duros en mi traslado, tras estos principios he vivido momentos y experiencias que estoy convencida no habría vivido en ningún otro sitio de no haber tomado la decisión de irme. [piopialo]El miedo a equivocarnos y fracasar suele paralizarnos y volvernos estáticos y una persona estática nunca avanza ni física ni psíquicamente«[/piopialo]. Cambiar mi vida, fue, visto lo visto, una gran decisión.
Si alguna vez sentís miedo acordaos de lo que decía Roosevelt “En la vida hay algo peor que el fracaso: el no haber intentado NADA”.
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