¿Cuántos de nosotros entramos y salimos de trabajar siendo de noche? Yo, en particular, empiezo mi jornada laboral a las 8.30 a.m., y termino a las 19.30 p.m. A eso le sumo las 1,5 horas de coche al día (para ir y venir del curro porque vivo a 60 km de mi empresa). Es decir, echando cálculos así a bote pronto, mi horario real es de 13 horas (desde que me levanto de la cama hasta que llego a mi casa) Eso sí, tengo 3 horas en medio de pausa, para comer y descansar… Me dirijo personalmente a la mente brillante que ideó mi horario: ¿En qué demonios estabas pensando? No necesito 3 horas para “descansar”, es más ¡me canso el doble!
Para consolarme intento compararme con personas que están aún peor, pero por desgracia para mí uno de ellos es mi propio marido, el cual llega a casa a las 21.30 de la noche y entra a currar a las 9.30 a.m. (con sus correspondientes y absurdas 3 horitas en medio, de “descanso”). Para echarle humor a la situación pienso en las ventajas de vernos tan poco; por ejemplo: apenas discutimos, nos gastamos poco en cine o cenar fuera, no derrochamos mucha luz y agua (con lo caras que están!!!). Pero, siendo realistas, no comprendo que nuestro horario laboral, aquel que nos permite traer dinero a casa, nos impida disfrutar más de la vida. Porque precisamente el dinero está hecho para, se supone, vivir mejor; y debe ser el medio, nunca el fin ¿no?
Incluso llego a plantearme que si quisiéramos ampliar familia, es decir, traer a una criatura (o dos) a este mundo ¿alguien me puede explicar de dónde sacamos el TIEMPO? ¿Dónde ha llegado esta sociedad que pide que tengamos hijos porque la tasa de natalidad está en alarmante descenso pero no nos facilita el espacio temporal para la crianza?
10 razones para no tener hijos
Este post ha sido inspirado por un reportaje que vi hace poco en la televisión, el cual me dio un halo de esperanza. En el mismo hablaban de un buen señor llamado Ignacio Buqueras (a partir de hoy y para mí San Ignacio Buqueras), presidente de la “Comisión para la Racionalización de los Horarios”, que tiene por misiva reclamar a nuestros políticos, empresarios y sindicatos que miremos hacia nuestros vecinos europeos y tomemos ejemplo de ellos. ¡Hombre! Alguien que piensa con la cabeza POR FIN. Ahora solo queda que le hagan caso. Y sólo se lo harán si se difunden las VENTAJAS DE LA JORNADA INTENSIVA.
Vamos a analizarlas a continuación:
¿Cambio de horario significa menos producción?
Os propongo un par de ejemplos para responder a esta pregunta:
IBERDROLA: la empresa líder en electricidad en nuestro país y primera del IBEX-35 en implantar la jornada intensiva para sus empleados. Su horario laboral es de 7.15 a 15.30 horas. En su plan de conciliación de la vida familiar y laboral, incluyó una serie de medidas dirigidas a mejorar las condiciones de las bajas por maternidad y paternidad (reducción flexible de la jornada, ampliación de las reducciones de jornada para lactancia, guarda legal e incluso un permiso retribuido de 15 días anteriores al parto).
Aparte de esto, añade formación para sus directivos en materia de conciliación.
¿Qué consiguió Iberdrola con estas medidas? Pues nada más y nada menos que disminuir los accidentes de trabajo (supongo que será debido a que su personal va más descansado a trabajar) y AUMENTAR LA PRODUCTIVIDAD. Esto último debido a la motivación de sus empleados, pues está demostrado que si facilitamos al trabajador conciliar su vida personal con la laboral, será más feliz y rendirá mejor.
PAÍSES EUROPEOS: no hace falta más que ver las cifras económicas de los años que llevamos de crisis para ver que estamos muy por debajo de la media europea, en lo que a productividad y rendimiento se refiere. Y eso que trabajamos más horas y hasta más tarde, pues en la mayoría de países de la CEE su jornada laboral finaliza antes de las 17.00 de la tarde, como en Finlandia o Noruega.
Que hay ventajas en la jornada intensiva y que los hechos hablan por sí mismos, no cabe duda; pero tenemos que plantearnos que para instaurar una jornada laboral de estas características a nivel generalizado en España, tendrían que darse una serie de cambios significativos en nuestra cultura y costumbres; vamos a ver cuáles:
El cambio, ¿es una cuestión de pasado, de presente o de futuro?
- Cambio de hora permanente: tendríamos que atrasar una hora nuestros relojes para adecuarnos al horario que nos corresponde por meridiano, que es el 0, o el de Greenwich.
- Cambio de hábitos alimenticios: al estilo “europeo”. Madrugón “del 15” a las 6 de la mañana, desayuno fuerte antes de ir a trabajar, tentempié a la hora del almuerzo, comida ligerita, merienda, y cena allá sobre las 20.00 de la tarde. ¿Nos tendríamos que “quitar” también nuestra querida y beneficiosa siesta? ¿O desaparecería esta necesidad debido al nuevo horario?
- Cambio de horario escolar: la escuela se tendría que adaptar también a la jornada intensiva, para que los padres pudieran disfrutar del tiempo libre con sus hijos.
- Cambio de «prime Time» en televisión: si te tienes que levantar a las 6 de la mañana no hay “dios” que soporte una película o programa de tv que termine a la 1 o 1.30 de la madrugada, por tanto la parrilla televisiva nocturna tendría que adelantarse, por lo menos un par de horas.
- Otros cambios: horario de los comercios, cines, restaurantes, cafeterías… Incluso, llegado el caso, podría cambiar hasta el Refranero español ¿quién sabe?
Refranero popular, psicología del pueblo
En definitiva, tendrían que modificarse MUCHAS de nuestras costumbres y hábitos para adecuarnos a las exigencias de la jornada intensiva.
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