Presentamos una trilogía de post sobre el comportamiento de las personas manipuladoras. Empezamos con este post titulado Perfil del manipulador, continuará con el post Tipo de manipuladores y terminaremos con Consecuencias de la manipulación
Estrategias de una persona manipuladora
Una persona manipuladora disfraza fácilmente sus necesidades en bellos principios que impone a los demás: tienes que ser servicial, tienes que trabajar más, tienes que ser una buena madre y ocuparte de tu hijo, debes de ahorrar más… Pero, de hecho, bajo esos bellos principios, solamente busca una cosa: que los demás satisfagan sus necesidades.
El manipulador es una persona que explota, utiliza o controla a otra persona como si fuera una cosa u objeto para provecho propio, pero finamente, haciéndonos creer que nos hace un favor.
A diferencia de la persona agresiva, el manipulador no expresa clara ni directamente sus pensamientos, sentimientos y deseos, sino que astutamente urde una estratagema para atacar el punto flaco de la otra persona y así conseguir sus objetivos y necesidades
En ocasiones lo hará disfrazándose de buena persona servicial y educado, aparentando interés sano
Otras veces simulará sinceridad, una forma de manipulación bastante extendida y apreciada,.
Y en otras circunstancias su táctica, inconsciente, consistirá a menudo en culpabilizar con el propósito de conseguir lo que no se atreve a pedir o a exigir más francamente.
Lo triste de este comportamiento es que hay cantidad de personas que manipulan inconscientemente, sin darse cuenta de ello. Hay algunas personas tan habituadas a manipular inconscientemente que van alegremente por la vida sin percatarse de ello jamás; para ellas, eso es lo natural, lo que es la norma, lo único que saben hacer para conseguir satisfacer sus necesidades básicas.
Características de la persona manipuladora
Cuando el manipulador se siente descubierto en sus maniobras y en sus intenciones, se siente ofendido y se refugia generalmente en la indignación exagerada, pudiendo fácilmente en vez de reconocer su actitud, adoptar el comportamiento agresivo, generando y sembrando grandes sentimientos de culpa en el otro.
El manipulador “pocas veces dice lo que piensa, pero siempre piensa lo que dice”. Escucha mucho al otro, pero pocas veces habla de sí mismo, es muy suspicaz y desconfiado.
Este tipo de comportamiento es frecuentemente eficaz para obtener un objetivo, sobre todo si ese objetivo es hábilmente camuflado y si el otro es pasivo y no se da cuenta de la manipulación. Pero fácilmente provoca un sentimiento de malestar y de irritación cuando la persona descubre que no ha sido respetada, sino más bien manejada y utilizada.
El manipulador tiene un autoconcepto y una autoestima baja; en su interior va rumiando «No puedo mostrarme como soy, me rechazarían. Necesito colocarme una careta «.
Es una persona incongruente, externamente podrá ir expresando «Nadie es tan listo como yo… «, en cambio internamente se autocompadece. “No me atrevo a mostrarme con el como soy por miedo a que me abandone, no le guste, se enfade, etc.”, por lo tanto, utilizara juegos como el del adivino, deja señales gestos, posturas, insinuaciones…), quiere decir, pero no dice.
En su lenguaje verbal también se da una gran incongruencia, aparentemente comunica a los demás ‘Pues claro que sí tienes razón, pero…».
En realidad, es una persona con muy poca tolerancia a la frustración, más bien no pueden soportar la frustración de sus deseos. Esta se asemeja a una gran perdida. Suele ser posible rastrear en su pasado situaciones de privación, conductas de dependencia o de carencia que parecen arrastrar hasta su edad adulta.
Han aprendido a llenar sus vacíos con la manipulación. El NO, directo y claro, les resulta extremadamente amenazante.
Cómo se muestra un manipulador
El manipulador es un agresivo con guante de seda. Se disfraza aparentemente de buenos modales, de gratitud, servicialidad, adulaciones…, pero lo que en realidad hace es presionar y coaccionar a la otra persona con suavidad y con astucia hasta rendirle y aprovecharse de ella.
Consigue sus intereses a cualquier precio. No duda en elogiar a la otra persona con tal de conseguir lo que desea. No son elogios sinceros, son adulaciones que usa como flechas certeras porque sabe que hieren mortalmente a la persona que tiene enfrente.
El manipulador hace que los demás se sientan importantes, pero no porque les conceda valor sino porque así los predispone favorablemente para conseguir sus deseos. Es una persona que pocas veces dice lo que piensa, pero siempre piensa bien lo que dice.
Fácilmente se convierte en seductor. Rara vez se muestra agresivo, pues si lo hiciera espantaría, y lo que él quiere es enganchar. Estudia bien la situación, es un buen estratega, seguro de sí mismo y no se precipita, más bien estudia y acecha.
Es cínico y miente con habilidad, de tal forma que los demás tardan en darse cuenta.
Puedes seguir leyendo sobre manipuladores en los post tipos de manipuladores y cómo saber si soy víctima manipulación: consecuencias de la manipulación
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