En el post de la semana pasada nos centramos en las normas. Cómo deben ser éstas para que puedan ser asimiladas por nuestros hijos.
En este artículo entramos de lleno en la enseñanza de las habilidades sociales, que como os recuerdo, parten del aprendizaje previo de las normas sociales básicas, referidas al respeto, al cuidado personal y de objetos y a las rutinas familiares establecidas.
1) REQUISITO PREVIO AL ENTRENAMIENTO EN HABILIDADES SOCIALES
Tener claro cuáles son; parece una obviedad, pero para fomentar en nuestro hijo una serie de conductas adecuadas, tenemos que conceptualizar éstas primero.
¿Qué conductas concretas queremos que aprenda nuestro hijo?
A continuación os dejo un listado de los tipos de habilidades sociales básicas y las conductas concretas a las que hacen referencia:
- a) Habilidades de socialización: escucha activa (mirar a los ojos, asentir, parafrasear…), iniciar y mantener conversaciones (presentarse, hacer preguntas, respetar el turno de palabra, hacer cumplidos, mantener un tono de voz acorde a la emoción del discurso, hacer preguntas sin intimidar…)
Este grupo de habilidades sociales va acompañada de un aprendizaje de identificación de los componentes emocionales y, sobre todo, no verbales de la comunicación. Es importante que el niño sepa detectar cuándo su interlocutor está aburrido, interesado en la conversación, animado, dolido… Las señales y gestos son sutiles a veces e identificarlas adecuadamente requiere práctica y tiempo.
- b) Habilidades de cooperación: en el juego con sus iguales el niño tendrá que poner en práctica una serie de habilidades que van a asegurar su adecuada inserción en el grupo. Estas hacen referencia al cumplimiento de las normas de juego (implícitas y explícitas), a la participación activa (no aislarse de los demás durante los juegos), aprender a sugerir actividades sin agresividad y aceptando una posible negativa de parte del otro, compartir juguetes (el balón, los muñecos, la comba…)
- c) Habilidades de empatía: ofrecer apoyo y ayuda a los demás, mostrar preocupación por los problemas ajenos, aceptar cumplidos y mostrar conductas de solidaridad.
Este grupo de habilidades es el más difícil de enseñar, pues el niño, cuando es muy pequeño, manifiesta aún una gran dificultad respecto a ponerse en el lugar de la otra persona, es decir, su empatía es deficitaria (hito cognitivo preceptivo para entrenar las conductas descritas).
Tendremos que sugerirle siempre, cuestiones del tipo “¿cómo te sientes tú cuando alguien te hace esto?”, ¿te gusta que te digan…?”, ¿te gusta que te dejen los juguetes; y a ese niño crees que le gusta que le dejes tus juguetes?”
- d) Habilidades de asertividad: son habilidades relacionadas con las conductas asertivas, que no son otras que aquellas mediante las cuales expresamos nuestras necesidades y deseos de manera NO AGRESIVA y NO INHIBIDA. El niño asertivo es aquel que aprende a pedir ayuda, a expresar sus sentimientos (tanto positivos como negativos), a pedir algo prestado (sin exigir) y aceptando una posible negativa por respuesta sin mostrar ira o frustración; y sobre todo, a captar la atención de los demás de manera apropiada y con respeto.
2) ¿CÓMO SE APRENDEN LAS HABILIDADES SOCIALES?
El aprendizaje de las habilidades sociales se realiza de manera natural conforme nos relacionamos con los demás. Lo que ocurre es que a veces el niño no tiene las suficientes experiencias sociales o los resultados de dichas experiencias no le ofrecen los refuerzos necesarios para que lleguen a generalizarse. En otras palabras, algunos niños necesitan una ayuda “extra” y guiada para su adecuado desarrollo.
Las vías de aprendizaje son, principalmente dos:
A) El aprendizaje vicario: es aprender de la conducta que observamos en otra persona. Cuando los padres piden por favor las cosas, dan las gracias, inician y mantienen conductas asertivas con los demás… etc, su hijo podrá aprender esas mismas conductas porque observará las consecuencias positivas que comportan. Pero también tenéis que tener en cuenta que los modelos de referencia de vuestro hijo son, a su vez, sus compañeros de clase, sus amigos del barrio, sus hermanos y primos… Y estos ejercen una gran influencia en la adquisición de las habilidades sociales. Procurarle contextos de aprendizaje con modelos de conducta deseable es muy práctico para que el niño aprenda de manera natural pero controlada.
B) El modelado: es ésta una técnica que consiste en guiar paso a paso al niño en los “distintos eslabones” de una cadena de conductas sociales. El modelado puede dividirse en las siguientes fases:
- Explicación de la conducta o habilidad a aprender.
- Role playing realizado por el que enseña la conducta o habilidad.
- Representación (por parte del niño) de la conducta observada previamente.
- Feedback (información) sobre cómo lo ha hecho, ofreciendo refuerzo positivo.
- Generalización: practicar la conducta aprendida en distintos contextos para que se inserte en el repertorio conductual del niño
Si las habilidades sociales se entrenan en grupo, con modelos (más o menos competentes) y de la misma edad que vuestro hijo, serán más fáciles de generalizarse sus conductas, pues los iguales son el referente al que toman como modelo los niños de manera espontánea.
3) ASPECTOS COGNITIVOS QUE INFLUYEN EN EL APRENDIZAJE DE LAS HABILIDADES SOCIALES
Hemos visto que el entrenamiento en habilidades sociales es de corte conductual. Pero el pensamiento y las actitudes que tiene el niño respecto a los demás y a sí mismo van a determinar la manera en la que se desarrolle el proceso de aprendizaje. Hablamos de aspectos tales como los siguientes:
• Autoestima: el niño con alta autoestima y una valoración positiva de sí mismo desarrolla más rápidamente las habilidades sociales básicas, sobre todo las que se refieren a conductas asertivas.
• Expectativas de autoeficacia y de resultados: cuanto mayores son las expectativas de éxito sobre el resultado que el niño piensa que obtendrá, mayor es la probabilidad de que el niño inicie dicha conducta. Con lo que los padres podrán aquí animar a su hijo a que intente varias alternativas de acción y le reforzarán aquellas en las que tenga éxito.
• Atribución causal: el niño, deberá atribuir tanto el éxito como el fracaso de su conducta a sí mismo, es decir, no conviene que piense que depende del azar o de causas externas a sus propias habilidades. En el polo positivo es adecuado para que repita conductas deseables, y en el polo negativo para que sea capaz de sentir la necesidad de cambio al darse cuenta que “hay algo que no está haciendo bien y tiene que cambiarlo”.
• Refuerzo y autorrefuerzo: si queremos que una conducta se repita, debemos reforzarla. Pero esta tarea se culmina cuando el niño ya no necesita el refuerzo externo (de sus padres, psicólogo o profesores) sino que aprende a procurarse lo que denominamos autorrefuerzo (“lo he hecho muy bien”, “esto es más fácil de lo que pensaba”, “me ha salido genial”…)
• Afrontamiento de errores y de ansiedad: cuando el niño ha tenido en el pasado experiencias negativas relacionadas con su interacción con los demás, es frecuente que puedan aumentar los niveles de ansiedad ante situaciones sociales diversas. En estos casos, la labor de los padres es “desdramatizar” (frases del tipo “no es para tanto”, «qué es lo peor que podría pasar si hablaras con ese niño»…) e instarle a seguir intentándolo, pero guiándole en el proceso de reflexión sobre lo que ha ido mal y por qué; lo que puede cambiar y cómo, y lo que no debería repetir porque no es adecuado.
Para finalizar…
En el post de la semana pasada «Guía práctica de habilidades para tu hijo (1ª parte)» y en este, podemos sintetizar que en la adquisición de las habilidades sociales es preceptivo que el niño aprenda las normas que rigen nuestra sociedad. Las primeras normas a asimilar serán las que la propia familia inculca y de ahí se extiende al resto de los contextos en el que el niño se desenvolverá. Tras internalizar las normas como una «guía para la acción», se adquieren las habilidades sociales necesarias para que los demás nos acepten como a un miembro más del grupo, y además, con el cuál «puedo y quiero relacionarme».
Hasta aquí la guía práctica de habilidades sociales. Espero que le saquéis partido. Y sobre todo que tengáis en cuenta la importancia que tiene este aprendizaje para el éxito social de vuestro hijo en su vida.
Sira muchas gracias por esta guía que voy a compartir con padres y madres de familia para que la apliquen en familia y formemos niños fuertes emocionalmente, inteligentes emocionalmente y sea base para sus aprendizajes. felicidades¡
Sira muchas gracias por esta guía que voy a compartir con padres y madres de familia para que la apliquen en familia y formemos niños fuertes emocionalmente, inteligentes emocionalmente y sea base para sus aprendizajes. felicidades¡