Los que seguís nuestro blog semanalmente ya nos vais conociendo un poco. Fijándoos en los temas que elegimos a la hora de escribir nuestros artículos, os habréis percatado de que Isabel es la más sensible de los tres, Javi es un apasionado de las nuevas tecnologías, redes sociales… etc, y a mi a veces se me va un poco la olla con temas como la física cuántica (aunque admito que soy totalmente ignorante en realidad). Y os digo esto porque no quiero que os llevéis una impresión equivocada de mí al leer el título de este post, pues no he llegado aún a ese punto de “locura” de ver fantasmas a lo Iker Jiménez. Solo me gustaría que este escrito de hoy os lo tomarais como una reflexión personal, cuya finalidad es ofreceos un punto de arranque para la motivación al cambio.
¿Por qué la elección de este título?
Porque en mi día a día veo a personas que no son felices con sus vidas. Gente que pasa por la vida sin darse cuenta que haciendo unos pocos cambios sería infinitamente más feliz. Me refiero en concreto a los muertos en vida.
Quiénes viven pensando en lo que no tienen: tengo un par de amigos que lo tienen todo. Casa propia, casa en la playa, un ¿feliz? matrimonio, trabajo estable e hijos, buena salud y unas largas vacaciones cada año. ¿Qué más se puede pedir? Pues ellos son los típicos que cuando se compraron el coche de sus sueños miraban con anhelo el de la gama superior. Que cuando nació su primera hija ya pensaban en el 2º y que su casa se quedó “pequeña” (140 m2…) a los 2 años de comprarla. Y así seguirán pasando los años y las quejas sobre lo que YA TIENEN porque ellos QUIEREN lo que no. Y no se dan cuenta que siempre habrá algo más caro, más bonito y más moderno pero no necesariamente MEJOR. Porque no siempre esos adjetivos son sinónimos de felicidad.
Quiénes centran su vida en las pérdidas del pasado: perder a un ser querido, bien sea por fallecimiento, bien sea por desamor… es, hablando en plata, una putada. No me equivoco si me atrevo a afirmar que TODOS hemos tenido la desgracia de experimentarlo. Pero si nos quedamos anclados en la pérdida el vacío no se vuelve a llenar. Superar una ruptura o la muerte de alguien cercano no es una traición a esa persona, es una necesidad humana y, sobre todo, legítima. Pues si algo no tiene solución no hay más remedio que asimilarlo y seguir adelante. Eso no quita que el proceso de duelo lo tengamos que pasar, pero teniendo presente que la última fase del mismo debe ser SÍ o Sí la asimilación.
Quiénes aspiran a ser los más ricos del cementerio: de los seguidores de la virgen del puño he conocido a bastantes a lo largo de los años. Se caracterizan principalmente por negarse a disfrutar del dinero. Es así de simple. No debemos olvidar la función principal de GASTAR, que no es otra que mejorar el momento presente. Me explico; trabajamos 40 o más horas semanales, limpiamos la casa, cocinamos, llevamos a los críos al colegio, al médico y al parque, empleamos nuestro tiempo en llevar a cabo nuestras obligaciones diarias y en los demás.
¿Y nosotros?
Pues qué queréis que os diga, qué bien sienta ir de viaje y alojarme en ese hotel que es un poco más caro pero que tiene un jacuzzi impresionante y me suben champán a la habitación. Los pequeños placeres de la vida deberían ser un derecho inalienable, pues enriquecen nuestras experiencias y hacen que goces del tiempo libre a una escala superior. Qué pena el que se boicotea a sí mismo cerrando el puño con la excusa del “malgastar”.
Quiénes se cogen a la máxima del “yo soy así”: y no puedo cambiar, continuaría esta sentencia. Por supuesto que hay un porcentaje de base genética en el YO, pero nuestra personalidad la hemos ido completando con las experiencias pasadas y presentes, y es totalmente moldeable.
¿No puedes cambiar? ¿Qué cosa no puedes cambiar?
Si no te gusta una determinada conducta tuya tienes muchas opciones ante ti. Puedes eliminar dicha conducta de tu repertorio (no lo hago más), puedes sustituirla por otra (a ver qué pasa) o puedes cambiar lo que piensas sobre ti mismo cuando la repitas la próxima vez. Y eso puedes hacerlo con 20 años, con 40 o con 60. Es más sencillo de lo que pensamos a priori, os lo aseguro. Sólo hay que “atreverse” a probar. Quién se queda en una situación que solo le aporta malestar por el “yo soy así” está destinado a “seguir así”.
Quiénes lo han dejado por imposible antes de intentarlo: basándome en las ideas que expone Isabel Serrano en su post Indefensión Aprendida, cuando el pasado nos ha enseñado que “no hay nada que hacer” y nos lo creemos, corremos el riesgo de dejar de intentarlo. Caer en esta trampa puede llevarnos a una espiral de inhibición e infelicidad constante, que en su extremo más grave denominamos depresión. Las personas con depresión son el ejemplo más claro para mí de muerte en vida pues se vuelven un mero espectador de su propia película. Aquí sólo puedo deciros que seáis actores, no espectadores.
Como punto final quiero lanzar un breve mensaje a todos aquellos que estáis leyendo mis palabras en este instante:
Prueba, siente, llora, ríe, equivócate, comparte, aprende, habla, escucha y cambia lo que no te guste, pero sobre todo… VIVE.
Sira, yo cuando juego a piedra, pael o tijera, siempre saco piedra. ¿Sera un sintoma? 😉
Siempre he opinado que la felicidad esta mas alla de las cosas materiales. Que vale mucho mas el tiempo que invertimos que el sueldo que cobramos. Pero al final vivimos en la sociedad que hemos montado entre todos (o que nos han montado).
Aun asi es cierto que darse un capricho de vez en cuando ayuda. Siempre y cuando la vida no sea mas que un continuo capricho. Ese es el tipo de vida vacia que una escala de valores erroneos nos hace envidiar.
Desde muy pequeño veo presencia de espíritu y me asusto o subconsciente sea un alma, también cuando duermo en mi cama se acuesta alguien lo presiento, soy cristiano no me gusta la brujería como así..
No estás loco ni estas amargado con tu vida como sugiere este post a mi tambien me pasa y a muchas personas nose si son muertos espíritus o energías como lo quieran llamar pero ocurre y el que no lo ve no lo cree.