Llega septiembre y con ello el fin de las largas vacaciones de verano y la vuelta al cole.
Para los niños y adolescentes supone retomar la rutina de las clases, la rutina de estudio, volver a hacer deberes… y obligaciones varias relacionadas con el ámbito académico.
Con este post pretendo ofrecer unas pautas facilitadoras de este proceso de transición, durante el cual algunos chicos encuentran gran dificultad de adaptación.
PREPARACIÓN PREVIA:
Cuando nos planteamos hacer un viaje, lo primero que solemos hacer es evaluar las necesidades que pueden surgir durante el mismo: consultamos la previsión del tiempo, pensamos en la ropa que queremos llevar, las maletas que utilizaremos, el dinero del que dispondremos, buscamos un hotel o apartamento en el cual podamos estar cómodos, planificamos actividades para realizar durante el viaje, la manera en la que llegaremos a nuestro destino (coche, tren, avión… ¿necesitaré Biodramina?) . En fin, nos preparamos.
La vuelta al cole es el principio de un viaje que va a durar 33 semanas, durante las cuales, nuestro hijo necesitará superar unos objetivos, adquirir unas competencias básicas y asimilar unos contenidos determinados, en cada una de las 8, 10 o 12 asignaturas que tenga.
Y para facilitarle este largo recorrido tenemos que valorar sus necesidades previas y conocer el nivel del que parte en cada asignatura:
- Si ya el curso pasado le costaba mucho aprobar las mates (o las lleva pendientes) quizás pueda procurarle un refuerzo en matemáticas para este curso o unas clases particulares.
- Si mi hijo empieza 1º de ESO y no tiene un hábito de estudio adquirido, con seguridad ha llegado el momento de empezar a trabajar en ello…
Por otro lado, cada asignatura requerirá de un material específico de trabajo que tendré que comprar o buscar para “equiparle” adecuadamente: mochila, chándal, bolígrafos, regla, calculadora… y cuantas cosas me indiquen sus profesores de área.
El lugar de estudio (y de hacer deberes en casa) también tiene que ser adecuado, y esto implica que haya: los mínimos distractores posibles, una mesa y luz acordes a las tareas académicas y, por supuesto nada de consola, muñecos, juegos, posters… que puedan suponer una tentación para nuestro hijo.
La atención sostenida (capacidad necesaria en la tarea de estudio) es muy fácil de “romper” y distractores hay muchos: una mosca, un sonido repentino, un mensaje de Whatsapp…). No podemos controlar si una mosca pasará volando por delante de nuestro hijo, interrumpiendo así una lectura o ejercicio de mates, pero sí puedo adecuar su habitación de trabajo para fomentar un ambiente de estudio (no de juego).
Bajo rendimiento escolar: variables externas y metodológicas
REUNIONES INICIALES EN EL CENTRO ESCOLAR:
La vuelta al cole incluye las reuniones de los tutores con los padres de sus alumnos.
La finalidad de estas reuniones es dar a conocer las exigencias del nuevo curso o etapa educativa, informar acerca de los horarios de atención, funcionamiento del centro (en los casos en los que el alumno sea de nueva incorporación), proponer unos hábitos de trabajo en casa que vuestro hijo tendrá que adquirir para superar las demandas de las asignaturas este curso… además es un espacio idóneo en el que compartir información y conocer a los padres de los compañeros de vuestro hijo, y preguntarle al tutor lo que necesitéis saber.
Es una oportunidad única que no debéis desperdiciar y os aconsejo que si no podéis acudir por incompatibilidad horaria, solicitéis una cita con el tutor para que no os perdáis esta valiosa información. Los centros suelen preparar, además, material de acogida al nuevo curso en el que tendréis por escrito (o podréis consultarlo en la página web del centro).
RUTINAS HORARIAS:
Es frecuente que durante las vacaciones variemos nuestras rutinas horarias. Nos levantamos, comemos y nos vamos a dormir más tarde.
Pero el verano no puede suponer una ruptura total de las rutinas establecidas durante el curso escolar. Porque a nuestro hijo le costará mucho más la vuelta al cole si ha habido ausencia total de rutinas en verano, que si estos horarios se mantienen similares durante todo el año. No digo que tenga que levantarse a las 7 de la mañana como en invierno, pero mantener un ciclo de sueño nocturno de 8 o 9 horas, y sobre todo, marcarle un horario o rutina más bien estable (se mantiene el período de sueño y lo que varía es la hora a la que empieza y termina).
Y en esas benditas 24 horas que tiene el día, durante las cuales tu hijo en verano se baña en la playa, monta en bicicleta, come helados y juega con sus amigos, también resulta muy eficaz de cara al curso siguiente, que al menos UNA de esas horas las dedique a repasar contenidos (como se indicará a continuación); no como castigo, sino por prevención.
¿Mi hijo tiene muchos deberes o no sabe organizarse?
REPASAR DURANTE EL VERANO:
El verano es un “lastre” para la mayoría de los niños que no realizan una tarea de repaso de asignaturas durante el mismo.
Aunque tu hijo haya aprobado todas, si está 2 meses sin tocar un libro, con seguridad habrá aprendizajes que haya olvidado (por falta de uso de los mismos). Tened en cuenta que aunque se hayan asimilado los conocimientos propios de las materias del curso anterior, el currículo educativo está “muy sobrecargado” de contenidos, y además muy diferenciados. Y puede ocurrir que si tu hijo no sigue trabajando algunos métodos y conceptos (sobre todo los más abstractos), cuando tenga que analizar sintácticamente las oraciones compuestas en clase de lengua a la vuelta de las vacaciones, le resulte sumamente complicado recordar si se trata de una subjuntiva, reflexiva o copulativa. Más que nada, porque son contenidos que no utilizamos en nuestro día a día, por lo que el niño o adolescente, tiene que seguir practicando con ejercicios dirigidos y pautados. Con el fin de que la vuelta al cole no derive en “una vuelta a empezar desde 0”.
7 claves para estudiar paso a paso
Espero que este post os haya resultado de utilidad y que vuestros hijos, hermanos, sobrinos, nietos… ¡tengan un buen inicio de curso 2015-2016!
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