Antes de nada, cabe remarcar que es completamente normal sentir cierta aprehensión incluso que de miedo ir al psicólogo o ante la idea de acudir a terapia. La psicología, a pesar de los avances y la destigmatización, sigue siendo un tema que genera muchas dudas e inquietudes. De hecho, este miedo es uno de los principales obstáculos que se nos presentan a la hora de dar el paso de elegir psicólogo o psicóloga.
Pero… ¿Por qué sentimos miedo?
Muchas veces ni siquiera somos conscientes de que estamos sintiendo miedo. A lo mejor te suenan algunas frases como: “¿para qué voy a ir al psicólogo/a?”, “es muy caro y no puedo permitírmelo”, “siempre he podido solo/a, no necesito ayuda”…
En muchas ocasiones esto no son más que excusas o justificaciones que buscamos para poder evitar enfrentarnos a nuestro miedo, aunque sea de manera totalmente inconsciente. ¿De qué miedo hablo? Pues bien, cuando nos planteamos ir a terapia, pueden entrar en juego muchos factores.
En primer lugar, el miedo a lo desconocido. Claro, si nunca hemos trabajado con un psicólogo o psicóloga, no tenemos ni idea de cómo será. Al final, el hecho de no saber qué esperar de una terapia, ni cómo será la experiencia, genera una incertidumbre que puede resultar muy difícil de gestionar. Incluso aunque hayamos acudido a terapia en ocasiones anteriores, comenzar con otro profesional supone exponerse a una situación nueva con una persona que aún no conoces.
Por otro lado, también podemos sentir miedo al juicio. Es muy común sentir que el psicólogo o psicóloga nos juzgará por nuestros pensamientos y sentimientos. Esto puede unirse a la vergüenza que a veces genera pedir ayuda o reconocer nuestras dificultades (pero, ¡recuerda que pedir ayuda no es señal de debilidad, sino todo lo contrario!).
Es totalmente comprensible que sentarte a contarle tus problemas a un desconocido o desconocida te haga sentir en una situación de vulnerabilidad que puede resultar intimidante. Aún así, los psicólogos y psicólogas siempre buscamos crear ambientes de seguridad totalmente libres de juicio, en el que puedas expresarte libremente.
Aquí también entra en juego la elección del psicólogo o psicóloga. A día de hoy, hay una gran cantidad de oferta de servicios psicológicos, por lo que es normal que nos sintamos perdidos y perdidas a la hora de elegir uno. Por ello, miedos como “¿y si elijo mal y no me funciona?” son bastantes frecuentes. En este sentido es importante recordar que la psicología no es magia. Para que tu proceso terapéutico sea exitoso has de contar con la ayuda de un buen o una buena profesional, pero también con tu iniciativa y tu compromiso.
Y… ¿Qué podemos hacer para superar ese miedo a ir psicólogo?
Llegados a este punto, hay que aclarar que el miedo es una emoción tan válida como el resto y que no podemos apagarlo con ningún botón mágico. Es decir, lo más probable es que sigamos sintiendo miedo hasta el momento de entrar a la consulta. No obstante, si que podemos gestionarlo para que no nos impida comenzar nuestro proceso terapéutico. Algunas cosas que puedes poner en práctica para ello son:
-> Infórmate. Cuanta más información tengas sobre cómo funciona la terapia, qué etapas se siguen en el proceso terapéutico y bajo qué modelo trabaja el psicólogo o psicóloga que has elegido, más seguro o segura te sentirás. En la web de Webpsicólogos encontrarás información muy útil al respecto. ¡Te dejo el enlace de un vídeo en el que nuestro compañero explica estas cuestiones perfectamente!
-> Busca un psicólogo o psicóloga con el que te sientas cómodo o cómoda. Al fin y al cabo, somos personas y cada una tenemos nuestro aprendizaje. Por ejemplo, hay personas que se sienten más seguras realizando sesiones con un hombre o, por el contrario, con una mujer. Todo esto está en tu mano. Puedes buscar reseñas en Google, preguntar a gente que conozcas, investigar en redes sociales…
-> Habla con alguien de tu confianza. Si conoces a alguien de tu entorno que haya atravesado un proceso terapéutico o que lo esté viviendo, pregúntale por su experiencia. Aunque cada persona tiene su camino y no se puede generalizar, hablar con alguien que se ha atrevido a dar el paso de comenzar una terapia puede tranquilizarte. Seguramente comprobarás tú mismo o misma que, aunque puede haber malas experiencias, las ventajas de consultar a un psicólogo o psicóloga son, por lo general, enormemente beneficiosas.
-> Contacta con el o la profesional que hayas elegido. La imagen que nos hacemos de una persona con la información de Internet no tiene por qué ajustarse a la realidad. Por ello, también es importante que contactemos con el o la psicóloga y valoremos si nos sentimos cómodos o cómodas en ese primer intercambio de información. En muchas ocasiones, incluso se ofrece una primera sesión informativa gratuita. Recuerda que puedes hablar y comparar con otros profesionales para así estar más seguro o segura de tu decisión.
Y, lo más importante… ¡acude a terapia!… Como comentaba antes, el miedo no va a desaparecer por sí solo. Es normal. Al fin y al cabo, no deja de ser un miedo bastante racional. Pero, si piensas en otras ocasiones en las que has hecho algo por primera vez, como conducir, seguro que también sentiste mucho miedo. Lo importante es hacerlo aún así.
Recuerda…
Dar el primer paso es lo más difícil, pero también lo más importante. Hazlo, con miedo, pero hazlo.
Si tienes cualquier duda sobre terapia o estás considerando acudir, no dudes en absoluto en contactar con nuestro equipo. Estaremos encantados y encantadas de ayudarte.
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