¿Qué es la Activación Conductual?
Es en este punto dónde la persona que sufre un trastorno depresivo debe dirigir sus esfuerzos a su conducta y no tanto a sentirse mejor, ya que aunque es natural esperar a sentirse mejor para hacer cosas, ésta no es la solución. Y es aquí donde entra en juego la activación conductual, recolocando el foco en la conducta y no en el estado de ánimo. Vamos a romper ese bucle de inactividad y desmotivación.
La Activación Conductual es una terapia que trata los trastornos depresivos de manera funcional y poniendo el punto de vista en el contexto de la persona y no en los síntomas o factores internos, es decir, el cambio se producirá desde fuera hacia dentro. Tiene como objetivo restablecer las actividades previas a la aparición del trastorno, para ello se implantarán una serie de actividades positivas y se irán aumentando de manera gradual, de modo que la persona vaya encontrando cada vez un número mayor de reforzadores (alicientes) que fomenten un cambio. La clave para cambiar como nos sentimos consiste en cambiar lo que hacemos.
Recuperar los alicientes ayudándonos de una estructura
Para ello, vamos a estructurar y programar una serie de actividades que sigan un plan, no un estado de ánimo. Las actividades que se van a ir instaurando serán acordadas entre la persona y el psicólogo y siempre teniendo en cuenta las preferencias y circunstancias de la persona. Es importante que para la persona este plan de actividades tenga sentido y sea acorde a sus valores y coherente con sus áreas vitales de interés. Fruto de este acuerdo se elabora un listado de actividades.
No nos imaginemos un listado de actividades preestablecidas y muy laboriosas, sino pequeñas actividades adaptadas a la persona, actividades dentro de la rutina cotidiana. Dependiendo de la persona pueden ser actividades como escuchar música, llamar por teléfono a un amigo, cocinar algo rico, ir al cine o dar un paseo, es decir, actividades que ayuden a arrancar a la persona, actividades positivas que vayan ganando terreno. Más adelante, se irán realizando actividades que quizá supongan un mayor nivel de energía, actividades como retomar las clases de baile, los partidos de fútbol o las reuniones con amigos, pero los avances serán muy poco a poco. De esta manera, conseguiremos cambiar la tendencia de ese bucle del que hablábamos.
¿Cómo llevar a cabo la activación conductual?
No debemos olvidar que las personas con un trastorno depresivo se sienten faltas de energía, cansadas tanto física como psicológicamente y casi todo les supone un gran esfuerzo, es por ello que una vez decididas las actividades que se van a llevar a cabo, éstas se han de ordenar en función del nivel de dificultad que suponga realizarlas. De este modo, el plan de actividades comenzará por aquellas que resulten más fáciles de llevar a cabo y se irá incrementando su nivel de dificultad de manera escalonada a medida que se van obteniendo avances en el plan. Es preferible empezar por pequeños cambios.
De vuelta al disfrute siguiendo la dirección de tus valores
También es necesario tener en cuenta que los trastornos depresivos van acompañados del abandono de actividades placenteras y esto hace que la persona que lo padece reduzca el número de estímulos positivos que recibe del ambiente, es decir, la persona que sufre un trastorno depresivo se acaba alejando de aquellas cosas que antes le reconfortaban y contribuían a su bienestar y felicidad. Por ello, este aspecto también ha de tenerse en cuenta a la hora de ordenar el listado de actividades. Así, éstas también se ordenarán en función del nivel de satisfacción que conlleve llevarlas a cabo. De modo que el plan de actividades también comenzará por aquellas que supongan una alta satisfacción. Es deseable empezar por actividades que sean motivadoras o estimulantes.
Ocio Terapéutico en los Trastornos de Estado de Ánimo y Ansiedad
En consecuencia, el plan de actividades comenzará por aquellas actividades que supongan menor nivel de dificultad y mayor nivel de satisfacción. Gradualmente y poco a poco, se irán incorporando actividades conforme vaya avanzando el tratamiento. Se trata de ir añadiendo pequeñas actividades a la rutina diaria que consigan poner de nuevo a la persona en marcha. El objetivo de este plan es reconectar a la persona con sus motivaciones y preferencias, con sus áreas vitales de interés. Esto pretende servir de motor que impulse de nuevo esa actividad que debido a las circunstancias permanecía en estado de letargo, así como volver a encontrar el sentido a la vida.
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