Si nos encontramos con un amigo o amiga que se acaba de caer y se ha hecho una herida, todos sabríamos cómo reaccionar: acudiríamos al botiquín y aplicaríamos los productos necesarios para desinfectarla y curarla pero… ¿qué sucede cuando ese amigo o amiga no tiene una herida física, si no que tiene una herida emocional? ¿sabrías qué hacer? ¿cómo responder?
Probablemente la respuesta sea no, pero tranquilo, no eres el único…
En muchas ocasiones, nos encontramos ante una situación en la que nuestros amigos o familiares necesitan desahogarse y recurren a nosotros…nadie nace preparado para este tipo de situaciones y conversaciones a menudo dolorosas, normalmente actuamos según hayamos ido aprendiendo de nuestras experiencias, y aunque no hay un guion estricto establecido, hay una serie de pautas básicas que nos pueden ayudar a que el momento sea más cercano, más relajado y discurra mejor.
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Antes de empezar hay que considerar que cada situación y cada persona es diferente, los problemas no siempre se tratan de la misma manera. Las reglas básicas que leeréis a continuación son solo un acercamiento, algo así como un kit básico para que podáis atender a esas heridas emocionales de vuestras personas cercanas:
Pregunta e invita
¿Puedo hacer algo por ti? A menudo a las personas nos cuesta pedir ayuda de forma directa, sin embargo si percibes que algo no va bien… simplemente puedes ofrecer tu ayuda, de esta forma facilitarás que la otra persona note interés y se muestre más dispuesta a iniciar una conversación sobre el tema. Si tienes un vínculo fuerte con una persona y «haces como si nada» el problema no desaparece y además transmites cierto desinterés.
Pienso, luego siento. Entre el pensamiento y las emociones
Algunas frases que podemos utilizar durante la conversación son:
Te escucho.
Noto que estás triste.
Háblame sobre ello.
Estoy aquí para apoyarte.
Sé que ha sido duro para ti.
Entiendo que tengas ganas de llorar.
Si quieres… puedo escucharte/ayudarte.
No es lo mismo oír que escuchar
Oír significa percibir sonidos, sin embargo… escuchar requiere que prestemos atención y que comprendamos el mensaje que la otra persona nos intenta transmitir.
Habla poco, deja que la conversación fluya a su ritmo, sin presiones y respetando las pausas. Es contra productivo seguir un ritmo de conversación acelerado en el que ofreces consejos todo el rato. Recuerda que la otra persona debe sentirse relajada y comprendida.
La capacidad de hablar, pasa por saber escuchar
Apoya con tu presencia a través de comentarios cálidos y gestos sencillos como por ejemplo: pasar tu brazo por su hombro o agarrar la mano.
El apoyo social y la red social de apoyo
El apoyo social y de personas significativas es un recurso psicológico muy valioso, ya que hace sentir a la persona estimada y valorada.
Contar con una buena red social de apoyo, y que percibamos que así es, nos va a ayudar a amortiguar las emociones que generan algunas situaciones.
Algunas recomendaciones finales importantes
Lo ideal es mantener el contacto visual, estando a poca distancia. El nivel de contacto puede ser muy variable y es importante que sea según las necesidades del que está expresando y no según las nuestras. Mantente calmado aunque las emociones se
intensifiquen.
Acoge con naturalidad lo que se te confía. Al sincerarnos tenemos miedo de ser rechazados, ten en cuenta que la otra persona confía lo suficiente en ti como para sincerarse y mostrarte su lado más vulnerable. Llorar o mostrar tristeza o enfado es natural, debes dejar que la otra persona se exprese.
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