Hoy contamos con la colaboración de Óscar, un valiente que decidió pedir ayuda a WebPsicólogos. Muchísimas gracias por compartir tu experiencia de ir al psicólogo con todos nosotros….
Si estás leyendo esto es porque seguramente no estés bien, ya sea contigo mismo o con otra persona. Puede que notes que la situación actual te supere y te impida hacer vida normal, que te cabrees con facilidad, que tengas problemas con tu pareja o simplemente que llores sin motivo aparente. No vamos a hablar aquí de eso. Lo que queremos que comprendas es que eso no es estar sano. Habrás buscado en internet consejos eficaces y no has encontrado nada. Estarás dudando de si iniciar o no una terapia con un psicólogo, tienes tus dudas, miedo a ser juzgado o que incluso te llamen loco. Ahora bien, imagínate que bajando las escaleras te tropezases y te doblases el tobillo. Te dolería al caminar impidiéndote ir rápido o correr, te molestaría al estar de pie o incluso al agacharte para coger algo del suelo. ¿Tendrías dudas sobre si sería aconsejable o no ir al médico? ¿Buscarías información en internet para arreglarte el tobillo? ¿Crees que alguien te juzgaría por ir al centro de salud?
Ir por primera vez al psicólogo
En un grupo de amigos, uno de ellos comenta que ha iniciado terapia con un psicólogo. La primera respuesta sería de sorpresa. “¿De verdad necesita ir a un psicólogo para resolver sus problemas? ¿Está la cosa tan mal para tener que ir a terapia?” No. En nuestra sociedad se ha impuesto la idea de que para tener que ir a un psicólogo necesitamos estar muy mal, como que no hay solución posible. Hablamos de ir a terapia y enseguida se nos vienen a la mente imágenes grotescas y a la vez tan curiosas que hemos visto en el cine, notamos un miedo a ser ingresados en un hospital psiquiátrico o manicomio. Nos encerrarán en una especie de prisión como a Leonardo DiCaprio en El hombre de la mascara de hierro, incluso aunque no estemos locos, con gente chillando como en Amadeus o Alguien voló sobre el nido del cuco. Eso en la vida real no pasa.
Tener un problema no significa que te encierren, te alejen de tus amigos y familiares para siempre o hasta que por gracia divina te cures. Al igual que con el ejemplo del tobillo, una terapia lleva su tiempo. Necesitarás visitar al especialista, que te observe, te aporte consejos y ejercicios para hacer en casa y te lleve un seguimiento para asegurarse de que te curas apropiadamente. Nadie te va a poner una etiqueta de loco por querer solucionar un problema.
Cuando vas al médico con el tobillo, ¿acaso te pregunta cómo te lo has hecho? ¿O te dice que no deberías haber bajado las escaleras así? Al igual que el médico, el psicólogo no te va a juzgar. Solo quiere tratarte, ayudarte para que te sientas mejor. Y aunque nadie suela decirlo, son profesionales. No te encontrarás a nadie, apenas sabrás si hay alguien más o quienes son los demás pacientes que tiene. Porque solo estás tu, y eso es lo que importa. Es tu terapia y se va a centrar en ti, en tus problemas y en como afrontarlos. Todo está creado para que te centres en ti, para que puedas hablar sin problemas, sin filtros. Olvídate de esos divanes en despachos caros con vistas a Central Park que salen en Los Soprano o en Los Simpson. Un sofá, una silla, una mesa y puede que hasta música en una habitación intima para que puedas relajarte del mundo exterior con una infusión o un café si lo necesitas.
Cómo recomendar ir al psicólogo y no morir en el intento
“¡Eso te tiene que costar una pasta! Barato no es”. Son las típicas frases que oímos. El dinero. A veces nos agobiamos tanto por el dinero que buscamos alternativas para arreglar lo que nos pasa sin pensar que a la larga va a ser peor para nosotros mismos y nuestro bolsillo. La solución más fácil es la automedicación. Hay una cantidad ingente de anuncios en televisión con marionetas o gente que comienza el día tomando complementos alimenticios con Triptófano con magnesio y vitaminas B6. Una pastilla y a bailar. Todo es fácil, bonito, suave y la gente viste con tonos pastel. Pero como hemos comentado anteriormente, la vida real no funciona así. La automedicación por muy bonita que la veamos en las revistas o en la televisión es peligrosa llegándonos a producir mareos, vómitos o incluso problemas en nuestra vida sexual. Necesitamos siempre que haya un médico o especialista supervisando cuando tomemos cualquier tipo de medicación. Descarta esa posibilidad inmediatamente porque no te vas a hacer ningún favor.
Otra alternativa es la de autoanalizarte. No necesitas ningún psicólogo, tú puedes ser tu propio paciente gracias a tu gran inteligencia y a un libro que has comprado en la librería. Ahora mismo en cualquier librería puedes encontrar en la entrada un montón de libros de autoayuda con títulos rocambolescos como Optimismo y salud, El poder del ahora, Cómo mejorar tu vida a través del té o Cómo hacer que te pasen cosas buenas. No ponemos en duda la calidad literaria ni los consejos que aporten estas obras; pero si nos duele el tobillo, un libro sobre fisioterapia no nos ayudará de la misma manera que unas sesiones de fisioterapia centradas en nuestro tobillo dolorido. Da igual que te consideres una persona racional, inteligente o superdotada. El cerebro es la maquina más compleja del universo y no siempre funciona tan bien o de la manera que creemos. Incluso los expertos necesitan de otros expertos que les ayuden cuando tienen un problema porque ellos solos no pueden solucionarlo.
Necesitar ayuda en el aspecto psicológico no te hace ser peor persona, no te convierte en un débil intelectual ni moralmente. Una amiga me comentó que al decirle a su grupo de conocidos que iba a terapia, algunos se alejaron de ella porque tenían una imagen de que no estaba bien, que no era la misma por ir al psicólogo, como si estuviera enferma y pudiera contagiarlos. Con el tiempo y al finalizar la terapia se dio cuenta de que esas personas que se habían alejado eran en realidad personas tóxicas con problemas psicológicos más serios que los que ella tenía.
¿Me dirá mi psicólogo/a que decisiones tomar?
Actualmente es muy común usar un vocabulario muy específico para decir que no estás bien. “No puedo quedar porque hoy no me encuentro bien anímicamente. Me ha dado un poco de apuro al ver las noticias. Últimamente no me siento yo mismo. Medio una bajona”. Además se usan esas frases como si tuviéramos un constipado. Pretendemos que al encerrarnos en casa con nuestros problemas se solucionen con el paso del tiempo y durmiendo más horas de las habituales. No. Un problema al que le damos la espalda sigue ahí o lo que es peor, crece sin control hasta apoderarse de todo.
Si estás leyendo esto ahora mismo es porque has dado el paso más importante, reconocer que no estás bien y que tienes un problema. Pero ahora toca dar un paso más. Ponerte en contacto con un especialista para que pueda tratarte y ayudarte. Entiendo tus miedos, tus problemas. Pero hay un par de cosas de las que debes estar seguro: no estás solo y tiene solución. Aunque no lo parezca, aunque no veas a nadie a tu alrededor, hay un montón de gente que quiere ayudarte. Que no los veas no significa que no estén ahí. Tal vez aun no los conozcas, o puede que solo los hayas visto de pasada, pero están ahí. Y por muy mal que veas tu situación, aunque pienses y te hayan dicho que tu problema es imposible de arreglar, no es cierto. Tiene solución, solo debes empezar y dar el paso más valiente de todos: hablar con un psicólogo.
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