Hoy terminamos con la colaboración de Israel Romero, quien a lo largo de estas semanas ha compartido con nosotros y con los lectores de la Sala de Espera su historia, la cual puedes volver a leer pinchando en los siguientes enlaces:
– Homosexualidad: El amor es cosa de todos
Quiero volver agradecer a Isra su colaboración con nosotros, ojalá que en este mes de carnavales muchos y muchas puedan quitarse ese disfraz que tanto daño les hace.
Me sentí libre a la hora de decidir contarlo, pero los demás también han de sentirse libres de querer o no aceptarlo
Seguidamente empecé a comunicarlo a mi familia y amistades sin miedo porque entenderían que esta es mi felicidad por sentirlo así, lo hice de la manera más personal y cercana y teniendo en cuenta que sus reacciones podrían ser positivas o negativas. De ser negativas tenía claro que debía de aceptarlo aunque no me gustara porque yo fui libre de aceptar mi decisión y de la misma manera debía hacer lo mismo con los demás que libremente aceptaran o no lo que yo soy.
Al mismo tiempo hacia cambios en mi vida ya que dejé de vincularme a la comunidad religiosa de la que años atrás pertenecía desde que nací y comencé un tiempo lleno de cambios incluso en la ropa empecé a vestir como realmente me entraba en gana, peinarme, etc… cada vez sentía que me había encontrado a mí mismo y totalmente renovado, era realmente YO cuando me veía en el espejo.
Comencé por mis padres y hermana, fue totalmente un gran momento de incertidumbre por su reacción, mi suerte y sorpresa fue que me aceptaron sin problema a pesar de experimentar por parte de mi padre cierta clase de rechazo pero no era negativo más bien un rechazo al miedo de no saber cómo enfrentar la nueva situación y como tratar a esta persona que era su hijo.
Él vio que seguía siendo el mismo, haciendo las mismas cosas que una persona normal incluso después de la digestión poco a poco, con el tiempo, todo volvió a la normalidad y no sólo eso sino como todo padre me hacía ser consciente de los peligros no sociales si no de salud que esto conlleva como el contagio del Sida, las precauciones que evidentemente hay que tener para evitar tal enfermedad o como cualquier otras que se pueden contagiar por transmisión sexual.
Hay personas que no saben como tratarnos
La gente nos rechazará o aceptará y habrá otra clase de personas, que no me había parado a pensar que les pudiera ocurrir como a mi padre, que realmente no sea rechazo sino que tras este cambio no sepan cómo reaccionar o tratarnos pero sea como sea si queremos que a nosotros mismos nos acepten y nos comprendan tenemos que hacerlo nosotros con el resto de la gente.
Poco a poco a medida que estos cambios surgían se me acumuló el trabajo tras empezar a extenderse como la pólvora mi nuevo YO. Mi idea era ir con calma pero al resto de la familia comenzaron a llamarme queriendo hablar conmigo por lo que la gente hablaba sobre mí y llegado al momento de despejar dudas, una vez más, fue cuando vi que me aceptaron por la persona que era yo, no por mi sexualidad y lo que el resto de mi familia necesitaba de mi, tras esta circunstancia, era saberlo y poder defender y limpiar mi nombre.
En cuanto a mis amistades fue más fácil, solo lo hice con los más íntimos el que supieran de mi verdadero yo y en cuanto al
resto del mundo no me vi ni me veo obligado hacerlo. Y ser homosexual no te obliga a que la palabra gay o lesbiana se convierta en tu segundo nombre o primer apellido. No estás obligado a cantarlo a los 4 vientos y a publicarlo en las páginas del periódico seguidamente después de las esquelas, al menos es lo que hago porque he de vivir y me tienen que aceptar como persona no por mi sexualidad.
Y no quita que luche por lo que todos luchamos cuando damos el paso que es luchar por nuestros derechos, respeto y vivir con normalidad porque esto no es ni una enfermedad ni somos monos de feria. SOMOS PERSONAS.
Me despido con estas palabras: Lo que más gracia me hace es ver los pendientes brillantes y las cejas depiladas, la camiseta, el músculo y piensas: “Pues me parece a mí que no, que no es gay, me está fallando el radar”. Hemos triunfado, hemos impuesto estéticas extremas que hace tiempo eran de maricones, de putas y de travestís. ¡Me encanta!
Foto de portada de José Luis Muñoz
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