Las personas dependientes buscan la felicidad fuera de sí mismas. Su dicha o desdicha siempre es la consecuencia de factores externos que no pueden controlar. En realidad, con esta actitud evitan tener que responsabilizarse de sus sentimientos y conductas, de ahí que pongan su bienestar en manos de los demás.
Asertividad: ¿Qué es? ¿cómo se trabaja?
Aunque, la dependencia ofrece algunas compensaciones, no cabe duda de que comporta muchas más desventajas. La persona dependiente, por ejemplo, casi nunca hace lo que desea. Su comportamiento se define en función de los demás. Como se coloca siempre en la retaguardia, tiene que seguir las instrucciones de los que van delante de ella.
Su tendencia a seguir los pasos de figuras como las del padre/madre, pareja, jefe, etc., a ser siempre la sombra de otra persona, les impide adquirir la suficiente madurez para llegar a ser ellas mismas. El gran precio que tienen que pagar a cambio de seguir bajo la protección de los demás es no poder vivir según sus propios deseos y expectativas. A la larga, la dependencia causa una gran frustración.
Detrás de la necesidad de dependencia, encontramos los siguientes razonamientos contraproducentes. La persona se auto consuela pensando: “Si dependo de los demás…
- no soy culpable de mis defectos,
- experimento una sensación de seguridad y protección,
- no soy responsable de mi desarrollo personal,
- no corro riesgos,
- no tengo que cambiar”.
Razones para dejar atrás la dependencia emocional
Existen varias buenas razones para dejar de depender de los demás:
- Dejar de hacer cosas que en realidad no deseamos hacer.
- Evitar influencias negativas de otras personas.
- Descargarse de la responsabilidad de hacer felices a los demás.
- Dejar de ser manipulado.
- Dejar de ser demasiado vulnerable a los acontecimientos externos, ya que el bienestar lo encontramos dentro de nosotros y no fuera.
- Llevar una vida satisfactoria, porque una de las claves de la felicidad radica en la independencia de los seres humanos.
La dependencia emocional está íntimamente relacionada con la adicción a la aprobación, por eso puedes pensar que, si dejas de vivir en función de los demás, te rechazarán. Pero esto no es así. En el trato con los demás, tú marcas las normas. Si demuestras a la gente que pueden despreciarte, no dudes en que lo harán, pero si les muestras que deben respetarte, ten la seguridad de que lo que obtendrás será respeto.
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