Me presento, soy Marta, desde hace casi dos meses entré a formar parte del equipo de WebPsicólogos, y a partir de ahora también haré mi aportación de publicar un artículo mensual en este blog.
No sabía muy bien por dónde empezar, porque mis compañeros ya llevan tiempo escribiendo y han tocado muchos temas interesantes. Así que decidí presentaros el enfoque desde el que trabajo, la Terapia Gestalt.
Un poco de historia…
En los últimos años se ha oído más hablar de este enfoque gracias a los libros de Jorge Bucay, por eso algunos habréis oído hablar de este tipo de terapia pero tal vez no sabéis muy bien en qué consiste y para otros será algo totalmente desconocido.
Os pongo en antecedentes con un poquito de historia. La Terapia Gestalt nace, al igual que otras escuelas de psicoterapia, como reacción al psicoanálisis y al conductismo con las que no está de acuerdo. Su creador es Fritz Perls, médico psiquiatra de origen judío, junto a su mujer Laura Perls, psicóloga. Se encuadrada en el movimiento de la Psicología Humanista, y comparte con dicho movimiento la visión del ser humano que tiende a su autorrealización.
¿Qué es la terapia Gestalt?
¿Qué es la Terapia Gestalt? Más que una teoría, es una forma de terapia y una filosofía de vida que da mucha importancia al darse cuenta, la responsabilidad de la persona en su vida y la confianza en la sabiduría del organismo (la persona total que somos) para auto-regularse de forma adecuada.
Antepone la espontaneidad al control; la vivencia a la evitación de lo molesto y doloroso; el sentir a la racionalización…
Los principios en los que se basa este enfoque son:
- El principio del ahora: Con el fin de fomentar la conciencia del ahora, y facilitar así el darse cuenta, sugerimos a la gente que comunique sus experiencias en tiempo presente.
- Asumir la propiedad del lenguaje y la conducta, o sea, responsabilizarse de lo que se dice y/o se hace.
- Se sustituye el «no puedo»; por el «no quiero». No se puede obligar a la persona a hacer algo que no desea, pero sí se le puede exigir responsabilidad, a asumir las consecuencias de su decisión evasiva, para lo cual un honesto «no quiero» es lo más adecuado.
- El darse cuenta: El dejar libre paso a las experiencias presentes, sin juzgarlas ni criticarlas, es algo imprescindible para integrar las diversas partes de la personalidad. No buscar grandes descubrimientos en uno mismo, no «empujar el río», sino dejarlo fluir solo, libremente.
En resumen, el objetivo de la terapia es “darse cuenta”. Y ese darse cuenta va más allá de un simple ejercicio intelectual: es decir que no sólo se trabaja con las ideas o pensamientos, sino también con las emociones y el cuerpo. Si bien se habla durante las sesiones, esa charla se complementa con la vivencia: juegos o representaciones teatrales, dibujos o juegos que son formas de elaborar los problemas. Por ejemplo, el terapeuta puede proponer cerrar los ojos y mantener un diálogo con tu padre o con lo que es parte del conflicto. Esa vivencia lleva a que la persona se “dé cuenta”.
Pero qué mejor que pasar por la terapia para saber bien en qué consiste, os invito a experimentarla para resolver algún conflicto personal, patología o simplemente como forma de desarrollo personal.
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