Siguiendo con la revisión de artículos publicados hace ya algún tiempo, he querido rescatar este donde hablo de aprender a reírse de uno mismo, una cualidad necesaria para ser feliz y que permite vivir la vida de una manera más saludable. Aprende a reírte de ti mismo y el mundo será un lugar más agradable. Te lo aseguro
¿Qué ves cuándo te miras en el espejo? ¿Tus defectos o tus virtudes?
Todos queremos ser buenos, guapos, altos, simpáticos, atractivos, inteligentes, … y la verdad, para que engañarnos, no es así.
Ser capaz de mirarse a uno mismo y aceptar quien eres, con lo bueno y la malo, es un ejercicio necesario para ser feliz. Y ser capaz de reírse de uno mismo es una buena estrategia para conseguirlo.
Porque lo que no nos gusta de uno mismo puede convertirse en ese:
- Fallo imperdonable que me amarga la existencia.
- Error de la naturaleza que trato de ocultar a toda costa.
- Aspecto diferenciador de quien soy.
- Componente de mí mismo que me define.
- …
Puede ser muchas cosas, pero eso (consciente o inconscientemente), lo decides tú. Tú elijes:
- Si eres un gordo asqueroso o simplemente estas fuertecito (a lo Eric Kartman).
- Si tapas tú calvicie con cortinilla (no, no consigues engañar a nadie) o luces tu brillante calva con orgullo y poderío.
- Si eres el tímido sin habilidades sociales que intenta ser ignorado por miedo al rechazo o el misterioso reservado e inaccesible que no habla pero desprende un halo interesante.
Quien aún siga leyendo, tendrá claro que al final estamos hablando de la autoestima y el autoconcepto y la capacidad de aceptación de quien eres. Y una de las expresiones más claras de poseer una autoestima saludable es ser capaz de reírse de uno mismo.
Y aquí es donde viene el gran truco, cuando suenan los trompetas y el tambor empieza a hacer un redoble… ¡AL REVÉS TAMBIÉN FUNCIONA!
Quiero decir que:
– Si bien ser capaz de reírse de uno mismo es síntoma claro de tener una autoestima saludable.
– Reírse de uno mismo hace que consigamos tener una autoestima saludable.
Es la causa y la consecuencia a la vez. El síntoma y el medicamento. Aprende a reírte de ti mismo y aumentarás tu autoestima y confianza.
¿Y cómo lo hago?
Pues receta milagrosa no tengo, pero te dejo algunas ideas que funcionan.
- Recuerda esos días fatídicos en los que todo salió mal, y trata de contárselos a alguien. Verás cómo lo doloroso de aquel día se convierte en algo anecdótico.
- Plántate delante del espejo y mírate, pon muecas, baila como Beyonce y canta todo lo fuerte que puedas. Si eres capaz de perdonarte por lo ridículo que estás, los demás también serán capaces.
- Deja de salir con esos amigos con los que no encajas y estás todo el día esforzándote para ser quien deberías ser. Empieza a ser tú mismo y olvídate de no encajar. Busca en entorno que te acepte, no uno en el que tengas que estar luchando por encajar.
Si el final no te gusta, ¿Por qué no cambiar le principio?
- Cuando metas la pata, acéptalo. Trata de aprender para la siguiente vez y ríete de lo tonto que eres. No es lo mismo quedarse tirado en la cuneta por no echar gasolina y tener que esperar una hora a que te traigan combustible mientras te repites mil veces lo idiota que eres que grabar un vídeo mostrando que te has quedado tirado y mandárselo a tus grupos de Whatsapp para reíros todos juntos de lo idiota que eres.
- Ríete un rato todos los días. Mirando internet, de las gracias de tu hija, del toca narices de tu jefe o del personaje de un reality show de la televisión. Da igual, acuérdate de reir alguna vez todos los días. Aunque sea de ti mismo.
Manual para ser feliz y triunfar en 10 pasos
Resiliencia.
Para quien no este acostumbrado al término, y no le apetezca echar al menos un vistazo al menos a Wikipedia de manera muy resumida viene a ser la capacidad de un individuo para sobreponerse a las dificultades da la vida y salir de manera victoriosa.
Un ejemplo típico es el chaval que nace en un barrio excluido, rodeado de drogas, miserias y desestructuración familiar y consigue convertirse en una persona feliz, formada, con trabajo, con una familia normalizada y con todas las opciones abiertas que la vida puede ofrecer.
Tuve la suerte de coincidir en 2006 en Madrid con Stefan Vanistendael, uno de los padres del concepto de resiliencia y creador del modelo de la casita para explicarla (en principio simplemente una manera de presentación y en la actualidad la base de muchos programas para trabajar la resiliencia).
Como podéis ver, el humor lo sitúa en la segundo piso, como una de las características necesarias para la persona resiliente. En aquel encuentro de 2006, nos mostró otra versión de “la casita” que me gustó más.
El humor eran las columnas que sujetaban la casa desde los cimientos hasta la azotea, como ese pilar necesario en todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida.
Y es que, el sentido del humor, ser capaz de reírse de uno mismo es vital en todos los momentos de nuestra vida.
Cuando las cosas salen bien, cuando salen mal, cuando el presente es maravilloso y el futuro prometedor, o cuando el presente esta embarrado y el futuro tiene mala pinta, ríete de ti mismo. De todas formas, simplemente eres un montón de oxígeno, carbono, hidrógeno y unos cuantos componentes más, que durante un breve periodo de tiempo se han combinado para formar un ser humano.
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Reírse de uno mismo es un acto de inteligencia porque nos damos cuenta que no somos todo lo inteligentes y poderosos que nos creíamos. Al ver que somos impotentes para dominar y controlar todo lo que se compone la vida. Uno puede decir: ‘Yo me siento muy joven, aunque soy muy mayor’. Pero al levantarse de la silla al ver que le cuesta, la persona que está con él, le ayuda. Y entonces el que decía que era tan joven le dice riéndose: ‘¿Te has dado cuenta lo joven que soy?’.
Gracias por tu comentario Toni. Estoy totalmente de acuerdo con tu comentario
No hay nadie que no tenga una queja de cómo es, se comporta, de cómo es su destino, su manera de vivir. Uno cuando compara siempre es en relación con algo o alguien, sino no habría contraste ni comparación. Cuando uno se acepta completamente, porque se da cuenta que es como es, como lo son todos –imperfectos, con deseos de más y más, de algo diferente, imposible-, es cuando cesa el conflicto entre lo que quiero y lo que soy, la realidad.
Reiserse de ti mismo es saludab le. Yo llevo cuarenta y cinco años haciendolo. Las muecas en el espejo es lo que mejor me funciona.
El problema es que a muchas personas les da miedo probar,pero una vez que lo haces, descubres que es un ejercicio muy saludable.
GRacias pro tu comentario
es la pura verdad
Yo eso de mirarme en el espejo no lo hago nunca. Al principio lo hacía porque todos insistían en eso de aceptar tu imagen y esas cosas, pero traes cinco espejos rotos y el menoscabo para mi economía que representaba comprar otro más lo pesado que es limpiar vidrios rotos por el suelo -siempre te dejas uno que acabas pisando-, finalmente opté por pasar rápido por delante de esas superficies.
Ahora bien, que el humor sea parte fundamental de la resiliencia… pues que quieres que te diga, puede ser en algunos casos pero establecerlo como norma básica me parece un salto más de fe que de ciencia. Eso sí, lo que si te pueden asegurar los que se ríen de ellos mismos es que como mínimo te vas a reir, el problema es si te acabas riendo solo, pero como mínimo es mejor que ser el último en reir porque en ese caso, o bien no entiendes el chiste o te han dejado solo para que pagues las cervezas.
Excelente! Tanto que me lo guardo. Compartirlo no porque no todos tienen los mismos intereses de lectura y no sé si el tiempo necesario.