Como ya escribí en el artículo Eficacia Personal: cómo afrontar los problemas cotidianos , son los pequeños problemas cotidianos los que ocasionan un desgaste considerable, tanto en lo físico como en lo emocional.
Ya sabemos que el estrés afecta a nuestro sistema inmunológico y puede incrementar el riesgo de contraer infecciones y enfermedades.
Si respondemos a las situaciones estresantes que nos ocurren a diario quejándonos o descargando nuestras tensiones sobre las personas que nos rodean, podemos terminar por sentirnos aún peor.
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En cambio, si recurrimos a las personas que nos rodean para conseguir ayuda en la solución de un problema, es más probable que nuestro estado de ánimo se vuelva más positivo.
Primer paso: Hacer una buena valoración de la situación
El primer paso en la búsqueda de soluciones a los problemas es hacer una buena valoración racional o interpretación realista de la situación.
Las valoraciones son irracionales cuando no son realistas. Son propensas a causarnos experiencias negativas y tienden a expresarse en términos absolutos, de exigencia y buscando casi siempre la perfección.
Aprendiendo a hacer valoraciones más razonables, podremos moderar algunas de nuestras emociones negativas y reducir el estrés.
Segundo paso: Cambiar los esquemas mentales
Lo segundo es aprender a cambiar los esquemas mentales, pero esto no es tarea fácil, especialmente cuando nos hemos acostumbrado a utilizarlos demasiado tiempo.
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Suele ser necesario, para cambiarlos, tratar estos esquemas como enemigos que sólo serán derrotados con una perspectiva más realista de la vida. En este sentido, proponemos las siguientes estrategias:
Recordatorios: Los recordatorios son pequeñas frases o palabras que podemos tener a mano para evocar que no debemos caer en creencias irracionales.
Interpretaciones alternativas: Las valoraciones irracionales a menudo nos causan interpretaciones erróneas de los acontecimientos diarios que nos suceden. Siempre es útil estar alerta ante nuestras propias percepciones, para así poder cuestionarlas, particularmente cuando nos enfrentamos a situaciones de estrés.
Reetiquetar: Esta es una acción que nos ayudaría a tener una perspectiva más satisfactoria porque nos haría adaptarnos mucho mejor ante ciertos acontecimientos en la vida y ante determinadas personas.
Reconocer los peores escenarios posibles: Cuando nos ocurre algo, todos tendemos, a veces, a ver estas circunstancias totalmente desproporcionadas y a vivirlas mucho peor de lo que en realidad son. Cuando esto nos suceda, es necesario contrastar y cuestionar la realidad preguntándonos “¿qué es lo peor que puede pasar?”.
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Aspecto clave a tener en cuenta: Actitud activa
Un tercer punto a tener en cuenta sobre la resolución de problemas es que, para que sea práctico y efectivo, requiere que tengamos una actitud activa y no pasiva. Los problemas no se resuelven contemplándolos sino activándolos, que es lo mismo que afrontarlos decididamente.
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Los pasos necesarios en la resolución de problemas son los siguientes:
- Percepción de uno mismo. El primer paso para resolver problemas positivamente es verse a uno mismo como una persona capaz de producir soluciones y para esto debes pensar que “parte de la vida implica afrontar problemas y sacrificios. No nos vale de nada alterarnos cuando tenemos dificultades, sino que es más positivo centrarnos en buscar herramientas apropiadas para solucionar esos problemas”.
- Definición del problema. Lo primero que hemos de hacer al enfrentarnos a una situación estresante es entender qué es lo que está sucediendo. Es preciso tomarnos un tiempo para pensar en el problema y hacer una lista de objetivos; en este, punto los demás nos pueden servir de ayuda, pues nos van a facilitar una visión objetiva del problema.
- Lista de opciones. Antes de establecer un plan de acción es necesario que contemplemos bien todas las alternativas que tenemos a nuestro alcance. Es bueno ser creativo en este punto, o sea, que cuantos más planes de acción tengamos para resolver el problema, mucho mejor. En este punto también pueden ayudarnos mucho las demás personas.
- Toma de decisiones. Llegados a este punto estamos listos para pasar a la acción, es decir, llevar a cabo lo que hemos elaborado en el punto anterior; pero es necesario que recordemos que en la mayoría de las situaciones no sólo existe un único plan correcto, sino que todas las respuestas que podamos dar a cualquier problema tienen ventajas y desventajas.
- Evaluación. Si el plan que hemos llevado a cabo resulta exitoso, fenomenal, pero si no, es necesario que examinemos qué es lo que ha pasado y que volvamos de nuevo a la carga, recordando que los creadores de soluciones somos siempre nosotros.
Para concluir: Afrontadores positivos y negativos
Concluyendo, podemos decir que los afrontadores positivos responden a los retos de la vida asumiendo la responsabilidad de encontrar solución a sus problemas. Su objetivo es evaluar la situación, conseguir asesoría y apoyo de otros, y generar un plan que funciones en pro de sus intereses.
Los afrontadores no positivos responden a los retos de la vida con negación o evasión. Estas personas, o bien se desentienden de sus problemas, o reaccionan impulsivamente sin gastar tiempo o esfuerzo en encontrar la mejor solución.
Mecanismos de Defensa y Estilos de Afrontamiento
Pueden ser personas irritables o agresivas, depresivas o pasivas. Suelen así culpar a otros por sus problemas y no llegan a apreciar el valor que podría tener afrontar los desafíos que la vida les presenta con un sentido de oportunidad, apertura, dominio y control personal.
Vivimos en una sociedad donde las personas esperan respuestas fáciles a sus problemas, una pastilla, un arreglo rápido, una solución garantizada, aquello que no requiera mucho esfuerzo-. El afrontamiento positivo no resulta de descubrir una única respuesta, aplicable a todo y a toda prueba, sino de una actitud y una filosofía de vida.
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