El amor es uno de los sentimientos más duraderos que tenemos. Hay parejas de personas ya ancianas que afirman haberse amado toda la vida (y yo les creo). Pero tirando de estadísticas y de experiencia, la realidad es que el amor también se acaba.
En este artículo vamos a ver los factores más determinantes que pueden deteriorar nuestra calidad de vida y provocar, finalmente, la siempre desagradable ruptura de pareja.
1) EL MONSTRUO DE LOS CELOS:
Que va de la mano con la desconfianza hacia nuestra pareja. Pueden ser fundados o infundados; es decir, si ha habido un episodio de infidelidad, es un sentimiento totalmente normal que surja en nosotros pues nuestra pareja ha provocado deliberadamente que se dé esta situación.
El problema real es cuando no hay un motivo justificado para esa desconfianza. Cuando empezamos a imaginar que cada persona que rodea a nuestra pareja es una amenaza a nuestra relación, o cuando vemos en los gestos inocentes del otro una intención oculta de “ponernos los cuernos”. Ahí el problema lo tenemos nosotros, nuestra propia inseguridad. Personas con baja autoestima tienden a compararse con otras personas que consideran más atractivas que ellas y sienten miedo a que su pareja las termine dejando. Es normal; si yo pienso que no tengo valor como persona o que no tengo cualidades deseables es lógico que también piense: “¿por qué las va a ver mi pareja en mí?”
2) LAS FALTAS DE RESPETO:
Hay parejas que adquieren una dinámica muy peligrosa a la hora de afrontar un conflicto. A ver, por muy enamorados que estemos y aunque seamos muy compatibles, la convivencia entre personas (en este caso en pareja) no está exenta de conflictos. Hay situaciones en las que las necesidades de cada uno son, digamos, opuestas o enfrentadas. Por ejemplo: yo quiero salir a cenar el sábado por la noche y mi pareja está muy cansada y no quiere salir. Si salimos a cenar, mi pareja estará disgustada y si nos quedamos lo estaré yo. No es raro que en situaciones de este tipo surja una discusión.
Pero conflicto no debe asociarse con violencia, sino con la resolución pacífica del mismo.
Hay varias maneras de afrontar un conflicto:
- Con asertividad: intentar resolverlo y negociar un acuerdo que nos satisfaga a ambos.
- Con inhibición: ceder a los deseos del otro sin más (a pesar de no quedarme conforme)
- Con agresividad: llevar al extremo mi punto de vista y emplear para ello la violencia y las faltas de respeto.
El tercer caso es el que mantienen las personas dominantes y con carencia de habilidades sociales. El problema es cuando se generaliza a la mayoría de situaciones de conflicto o cuando ambos miembros de la pareja reaccionan así. Porque también aprendemos del otro, de su manera de actuar y debemos darnos cuenta que si hemos llegado al punto que no sabemos discutir sin tirarnos los platos a la cabeza, tenemos un gran problema de pareja.
Lo peor de todo es que la violencia verbal no controlada puede fácilmente traspasar la línea de la violencia física.
3) LA DISCREPANCIA ENTRE LOS OBJETIVOS VITALES DE CADA UNO:
Es este uno de los temas más difíciles de abordar cuando surge, sobre todo si la pareja ya lleva unos años de trayectoria juntos.
Los objetivos vitales de las personas son individuales y muy personales. Me refiero a los grandes hitos que queremos alcanzar en nuestra vida: tener muchos, pocos o ningún hijo, tener una pareja sexual o varias dentro del matrimonio, vivir en un sólo lugar o ir cambiando de residencia habitualmente, tener el trabajo como prioridad o no…
Lo que ocurre es que en la fase del enamoramiento (que es la primera en una pareja) solemos anteponer el estar con nuestro objeto de deseo “a toda costa”. Renunciando en algunos casos a nuestras propias necesidades y objetivos.
En esta fase, nuestra prioridad es el otro y creamos la falsa ilusión de que este estado inicial, estos sentimientos tan intensos, durarán siempre. Y eso no es cierto.
Con el tiempo las sensaciones iniciales se apaciguan, nos tranquilizamos, el amor madura y nuestra bioquímica vuelve a unos niveles “normales”.
Pasados los primeros años (en ocasiones meses) volvemos a tener en cuenta nuestras necesidades propias y empezamos a sentir insatisfacción si éstas no se cubren.
- Cuando dichas necesidades son cotidianas (sexo, tareas del hogar compartidas, actividades de ocio…) es sencillo llegar a acuerdos con nuestra pareja.
- En cambio, cuando son referidas a los hitos que comentaba antes (por ejemplo, yo quiero tener hijos y mi pareja no), llegar a un punto medio en el que ambos estemos satisfechos será más complicado y a veces, imposible.
Ante estas 3 circunstancias que hemos analizado hay varias posibilidades de acción previas a la ruptura de pareja:
1. Reconocer que tenemos un problema. Hacer consciente a nuestra pareja del mismo (si ignora que lo tengamos). Es el primer paso para buscar una solución antes de que nuestra relación se deteriore del todo.
2. Poner en práctica la comunicación efectiva entre ambos. Si detectamos que alguno de estos factores están presentes en nuestra vida en pareja, lo más indicado es abrir vías de comunicación entre ambos. Escuchar de forma activa, intentar ponernos en su lugar (practicar la empatía) y expresar también nuestros sentimientos ante estas situaciones.
3. Si lo que hay entre nosotros es un problema de celos patológicos, desconfianza y/o faltas de respeto, buscar la ayuda de un profesional y acudir a terapia de pareja puede resolver el problema de un modo más rápido y eficaz.
4. Cuando lo que ocurre entre nosotros es que nuestros objetivos vitales son totalmente incompatibles hay 2 alternativas:
- Contemplar la posibilidad de modificar o descartar alguna de las necesidades que tenemos; por ejemplo, plantearme ir a vivir donde quiere mi pareja y yo, en principio, no quiero. Esto se podría conseguir realizando un trabajo de reestructuración cognitiva (si cambio mi manera de ver las cosas cambiará también la emoción que me producen).
- Tomar una decisión: seguir con esta persona aceptando y asumiendo que no voy a alcanzar mis objetivos vitales o dejar la relación para encontrar otra persona con la que pueda formar un proyecto de vida en común congruente con mis aspiraciones.
Sumamente interesante y de mucha ayuda
Muchas gracias Sharon!
Me encantó … Muy aplicable en la pareja
Sira:
Y con mucho respeto te agregaria la falta de paciencia e irritabilidad.
La gran mayoria de las veces a la mas minima dificultad nos enganchamos con ese problema buscando culpabilidda el uno del otro en vez de soluciones y lo que empezo como una minima chispa de candela se convierte en un tremendo fuego, bien dificil de apagar.
Mi filosofia en cuanto a una relacion estable y duradera es: No oigo, No veo, No entiendo… Solo le doy importancia a lo que debe tener y siempre busco la causa en mi no en mi parja…
Gracias por tu punto de vista, exitos…
Tomando en consideración una perspectivoa socioconstructivista, a día de hoy en consulta acuden cada vez más parejas con dificultades que se asientan en la discrepancia de objetivos y valores vitales entre los miembros de la pareja. Creo que esto es un fenómeno relativamente nuevo que necesita de enfoques relativamente novedosos en terapia de pareja.
Muchas gracias por el artículo
Muy burnos consejos…gracias
Muchas gracias muy buenos consejos son aplicables, en el caso ya cuando una pareja ya pierde el apetito sexual hacia su pareja y todos los días es una pelea una discusión por todo te inventa una y mil excusas todas las veces que le buscás para hacer el amor eso también influye en la ruptura de una pareja