Mi relación con los ordenadores ya empezó con el pie izquierdo. Ese primer Toshiba que me compré, me lo dieron con el Windows mal instalado (o eso me dijeron cuando lo llevé a reparar) y arrancarlo me costaba la friolera de 10 minutazos cada vez que me sentaba a frente a él. No fue mejor la experiencia con el segundo portátil, que me dejó más colgada que una paraguaya en varias ocasiones importantes de mi vida laboral.
Son muchas las tonterías que me han ocurrido con los ordenadores y hoy os contaré algunas de ellas, pues me han procurado más de una tarde de pesadilla. Primero porque mi idea de informática es más bien escasa y cuando no sé qué demonios le pasa al maldito trasto, me tiro de los pelos hasta quedarme calva. Y segundo, porque los conocimientos de mi marido (con quien convivo y por tanto me podría apoyar en estas crisis) quedaron patentes el día que me pronunció las siguientes palabras: “Cariño, quiero comprarme un ordenador marca Wifi”
Cuando el ordenador se vuelve contra ti… estás solo. Los fallos informáticos me provocan ansiedad, frustración y mucha mala leche. Por eso me voy a desahogar relatando hoy en este post algunos de los episodios más “dolorosos” que he padecido.
EPISODIO 1: FESTÍN NOCTURNO
Las chinchillas son unas preciosas “bolitas de pelo” procedentes de los Andes que roen absolutamente todo lo que pillan a su paso. Yo tengo dos y las quiero con locura. Pero os aseguro que las hubiera estrangulado aquella mañana que me levanto de la cama aún con los ojos pegados, entro al comedor y descubro con horror que la puerta de la jaula está abierta de par en par. Se comieron (literalmente) el cable del teléfono, el de una lámpara de pie y lo peor de todo… el de mi preciado ordenador.
Sólo puedo decir: “Gracias, inventor de la cinta aislante” (seas quién seas)
EPISODIO 2: INFECCIÓN
Según tengo entendido, los que “fabrican” los virus informáticos lo hacen por 3 motivos:
- Motivo 1 _ POR IDEALES: los “antisistema”, “anticapitalismo” y “antitodo” al fin y al cabo, que luchan contra el gigante azul para demostrar que no es infalible. ¡No, si encima querrán que les demos las gracias!
- Motivo 2 _ POR CODICIA: los propios fabricantes de antivirus lanzan los dichosos “bichitos” a la red para que compres la “medicina” que “casualmente” ellos te ofrecen ([piopialo]en vez de Panda Antivirus, Panda Cabrones lo llamaría yo[/piopialo]).
- Motivo 3 _ POR PURA MALDAD: al igual que en la vida real, el mundo virtual no está exento de malnacidos psicópatas cuya única motivación es propagar EL MAL.
Yo no sé cuál de estos motivos tenían las personas que hicieron los virus con los que he tenido la desgracia de toparme, pero sólo les deseo una cosa: «Que la naturaleza les pague con su misma moneda y les envíe uno de esos… ¡pero en formato orgánico!»
EPISODIO 3: ¡NO SIN MI WIFI!
Cómo se la echa de menos cuando te falta. Y cada verano, que en Murcia llegamos casi a los 50 grados en algunas estancias de mi hogar, me voy pitando (pies para que os quiero) a la casa de la playa de mis padres. ¡Qué bien se duerme allí con la fresca brisa del viento de levante! ¡Y qué mal funciona Internet, maldita sea!
Mira que “yo SOY de Movistar”, de toda la vida; en mi familia todos lo somos; y además de esos clientes que no nos cambiamos de compañía ni por todas las ofertas del mundo (por cierto si hay un teleoperador de Jazztel leyendo esto, tengo un mensaje para ti: ¡NO ME LLAMES MÁS!)
El caso es que los USB de 2 gigas al mes que “taaaan bien funcionan” según vuestros vendedores del stand del Corte Inglés (de nada por la publicidad, por cierto…) son una M-I-E-R-D-A. El fin de semana no sé qué pasa que no hay conexión. Los gigas se gastan en menos que canta un gallo y ni hablemos de los drivers de instalación para el Mac. En fín, que prefiero pagar un poco más y pillarme la Wifi portátil de Vodafone (aunque me sienta como una pretendienta de “Mujeres y Hombres y Viceversa” que cambia de bando…)
EPISODIO 4: REST IN PEACE
Algo se muere en el alma… cuando el portátil se va. Y a mí me ha pasado ya 2 veces.
La primera fue unas semanas antes de las oposiciones. Guardaba absolutamente todo en aquel disco duro (programación, anexos, temas, legislación…) Imaginad mi cara cuando le doy al botón de “on” y el ordenador “me dice que pá los pavos”… Ese día aprendí que una copia de seguridad a mano NO TIENE PRECIO (yo no la había hecho, por supuesto…)
La segunda ocurrió «un buen día» en el que algún desgraciado decidió abrir el maletero de mi coche con mi maleta dentro. Qué grata sorpresa te llevaste cuando te encontraste un Mac de última generación nuevecito de trinca ¿eh? Espero que además del portátil te llevaras también los hongos de mis pies, que seguro llevaban impregnados los viejos calcetines que también iban en aquella maleta.
LO ÚNICO BUENO de cuando te ocurren esta clase de infortunios es que aprendes un montón de cosas útiles, como por ejemplo:
- Aprendes que un amigo que “entiende” de informática es un tesoro (gracias Pipo!)
- Aprendes a propinar insultos en lenguas que ni siquiera conoces.
- Aprendes que a veces tú sabes más que el técnico que te coge el teléfono, cuando llamas desesperada al servicio de atención al cliente.
- Aprendes que el Word tiene vida propia y en un “Tú contra Él” siempre pierdes.
- Aprendes a NO PONER la primera contraseña que se te ocurra en ese momento en los registros de las webs.
- Aprendes que no hubiera sido TAN descabellado leerte el “README.TXT” de los programas que te descargas de Internet .
Pero queridos amigos, sobre todo, aprendes a contar hasta 10 antes de estampar el ordenador contra la pared de tu habitación.
Qué hartón de reír Sira, un post buenísimo. Quien más quien menos se sentirá identificado con alguna de sus aventuras informáticas. En la que hemos caído todos fijo es en la de no empezar a hacer copias de seguridad hasta que hemos perdido lo que más queremos, así aprendemos, a tortazos!!
Muchas gracias Patricia! La verdad es que yo tengo poca paciencia con esto de la informática pero aprendes un montón (y a la fuerza) de los errores con el odiado/amado ordenador 😉