Son muchos los proyectos que nos planteamos dentro de una relación de pareja tales como ir a vivir juntos, planificar viajes, comprar una casa, casarse,… y en algunas ocasiones, ser padres. Los proyectos establecidos dentro de la pareja serán posible cuando se asuma el compromiso por ambos, es decir, ser y actuar como equipo no compitiendo con el otro.
Hace un tiempo escribir un post sobre lo que he aprendido de la maternidad y como seguiré en esa etapa de por vida, no he dejado de aprender. Hoy, quiero hablaros del impacto de ser padres en la pareja y lo necesario de resetearnos para que sea posible la adaptación al cambio.
Siempre he dicho que la maternidad la he vivido con muchas más normalidad y naturalidad de lo que me esperaba pero no quiero decir que esté siendo fácil o que no haya sido impactante. La naturalidad con la que la etapa trascurre ayuda muchísimo pero no solo hemos de adaptarnos como seres individuales sino también como pareja, y esta tarea es algo más complicada.
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¿Cómo se puede resetear la pareja?
Asumamos que nadie nace sabiendo, estáis aprendiendo juntos
Las parejas se construyen cada vez que empiezan, de poco sirven las experiencias de relaciones anteriores para construir, sobre ello, la nueva forma de relacionarnos con alguien diferente.
La corresponsabilidad en la pareja para construir cada proyecto ha de asumirse desde la idea de “ser un equipo” pero no es lo mismo jugar un campeonato que otro. No es lo mismo irse a vivir juntos y hacer un reparto de las tareas domésticas que decidir ser padres y tener que decidir pautas de educación, de crianza, de refuerzos, establecimiento de horarios, conciliar la vida laboral y familiar.
Imagino que hay algo biológico en ese instinto que aparece cuando somos madres y padres que lo hace natural, pero tenemos que ser consciente de que ese instinto de cada uno es eso, de cada uno. Sobre todo eso que se despierta son muchas las expectativas que nos generamos cuando decidimos ser padres, expectativas en nosotros mismos, en nuestros hijos y en nuestra pareja. Pero no solo hay expectativas también hay incertidumbre sobre si lo haremos bien, si será feliz, si nuestra pareja seguirá igual, inseguridad, miedos,…
La comunicación como base del entendimiento
Nada se puede conseguir si no es con la comunicación y aunque en esta etapa estamos más motivados que nunca también estamos más cansados, con estrés, con más preocupaciones y miedos, con menos momentos de descanso y todo esto, puede dificultar la forma que tenemos de comunicarnos con nuestra pareja.
7 Problemas de comunicación en pareja
Si tengo que hacer una mención al motivo por el que más discusiones tengo con mi pareja tiene que ver con ser padres, sobre cómo hacemos o no las cosas cada uno en función de lo que pensamos. Nos volvemos intolerantes e inflexibles con el otro cuando:
- esperamos cosas del otro que queremos que adivine
- tenemos diferentes criterios y les ponemos moralidad, lo que yo hago está bien y lo que tú haces está mal
- no establecemos límites u otras veces los imponemos
- cada uno utiliza distintas varas de medir
- se cambia de opinión y no queda claro para el otro
- dejas de escuchar
- pones pensamientos tuyos en la mente del otro
- las prioridades son distintas o la importancia que le damos a tal o cual cosa no coincide
Todo esto de no ser comunicado, no podrá ser negociado ni acordado.
Hay que discutir
Aunque la frase de “hay que discutir” puede resultar algo alarmista wikipedia ofrece una definición de «discusión» como discurso o conversación en la que se intercambian puntos de vista, ponencias y críticas entre dos o más personas sobre un tema propuesto a debatir. A menudo los grupos poseen ideas o visiones contrapuestas.
No solo hay que discutir también hay que saber hacerlo. Hay nuevas situaciones a las que os enfrentáis, donde cada uno considera de una manera distinta la forma de actuar y eso es lo que tenéis que hablar pero respetando la opinión y valoración del otro. Todo esto puede generar distanciamiento y tendencias en cada uno de vosotros o vosotras a la hora de gestionar aquello que no os gusta.
Para discutir de una manera adaptativa es necesario que haya acercamiento. Entiendo que cuando estamos molesto por lo que el otro ha dicho o ha hecho es difícil aproximarse pero si ningún miembro de la pareja tiene la iniciativa de la aproximación, la discusión que se genere no será para nada resolutiva. Es posible que esa iniciativa en la aproximación se de más en uno que en otro pero no quiere decir que el que se aproxima buscando el acercamiento para comenzar a discutir o poner en la mesa las cosas a tratar está asumiendo mayor responsabilidad en el desacuerdo o que le está dando la razón al otro…no confundamos eso para empoderarnos.
Decidir cómo queréis que se hagan las cosas relacionadas con ser padres, argumentar vuestras razones, ceder o posicionaros cuando lo creáis más conveniente,…esto es discutir. Lo que no se discute deja poso y ese poso dificulta que disfrutéis, como pareja, ese proyecto tan bonito y maravilloso de ser padres.
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