Hace mucho tiempo escribí un post sobre mi perra Triki, en concreto hablaba de las cosas que me ha enseñado sobre psicología.
Hoy quiero hablaros de mis “petis”, mis otros “compañeros de piso”, ya que ocupan un lugar relevante en mi corazón.
Os cuento la historia de nuestra especial relación…
Estábamos Javi (mi marido) y yo por las Ramblas de Barcelona y nos paramos ante una jaula dónde había un animal desconocido entonces para mí; una chinchilla. Al momento me “enamoré” y le dije entusiasmada que cuando pudiéramos adoptar uno, lo hiciéramos (estoy totalmente en contra de la compra de animales, que conste).
Esa misma Navidad tuve el mejor regalo de todos, la llegada de Peti a nuestro hogar.
Como no sabía nada del cuidado y necesidades de estos animales me hinché a buscar información por internet, en páginas especializadas. Allí leí que las chinchillas eran unas mascotas muy simpáticas, y cariñosas, fáciles de domesticar, que se dejaban coger sin problema, ideales para tenerlas sueltas por tu casa… en fin, todo MENTIRAS; como pude comprobar con el tiempo…
Peti nos tenía pánico, pues era ya adulto y por lo que se ve no estaba socializado. Pasaron días hasta que me atreví a cogerlo, tarea harto difícil cuando el pobre, nada más abrir la jaula, saltaba como pollo sin cabeza hacia todos lados menos a la palma de mi mano.
Como me había informado, sabía que necesitaba hacer ejercicio y lo sacaba de su jaula una hora (o más) diaria. En el pasillo, pues era la única manera de poder cogerlo después del paseo.
Y mientras él corría, saltaba y cagaba (sí, esa es una de las cosas que obviaban en las webs sobre chinchillas que visité) yo me desesperaba, porque pasaban los meses y parecía que nuestra “relación” iba a ser siempre ésa: yo acercándome y él huyendo de mí.
No desistí. Cada día me encerraba con él en el pasillo y me tiraba todo el tiempo sentada en el suelo a la espera de que en uno de sus saltos aterrizara por casualidad en mi pierna o en mi hombro. Le daba comida, le compré “chucherías” de chinchilla para ganármelo, le daba baños de arena en un barreño (esto se supone que les encanta), le compré una casita de madera para roerla y le hablaba siempre en un tono suave para que perdiera el terror que demostraba tenerme.
Pasaron un par de años y llegó a casa Oki (una hembra de chinchilla), para ver si así se endulzaba el carácter huraño de Peti. Pero de nada sirvió. Aparte de que siempre se llevaron mal (tardé semanas en poder ponerlos juntos en la misma jaula), Oki adoptó “los modales” de Peti y ahora tenía 2 chinchillas a las que sólo les faltaba escupirme a la cara cada vez que me veían.
Tras otros 3 años, ya viviendo en Murcia, Oki murió repentinamente y fue entonces cuando adopté a Hongui. Y tres cuartos de lo mismo: cuando me acercaba a ella parecía que viera al mismísimo Satanás…. ¡En fin!
No quiero dejar de mencionar el hecho de que como son roedores, en un par de ocasiones, que se han escapado de la jaula cuando no estábamos en casa, nos hemos encontrado al regresar, con cables cercenados, el suelo se ha convertido en un campo de “minas”, los muebles mordidos, la cama meada y otros tantos destrozos que os podéis imaginar.
A pesar de todo, a lo largo de los años he conseguido algunos (pocos) avances con los “petis”:
- Cuando los saco a pasear, A VECES se posan sobre mí (unos 5 segundos)
- Si los tengo que coger, huyen; pero no se me bufan (a mi marido le atacan)
- Cada mañana cuando oyen mi voz (que no la de mi marido) sacan su hocico para que les dé alguna golosina (que por supuesto les doy)
- Hongui me da unos mordisquitos en la punta de la nariz que yo estoy convencida que son de cariño (Javi no opina lo mismo…)
- Peti ya casi nunca me muerde el dedo cuando intento acariciarlo a través de los barrotes (¡Yujuuuu!)
Y ya. Hasta aquí mis pequeños grandes logros.
Mis amigos y familia (incluso mi marido), me preguntan cómo puedo querer tanto a mis chinchillas, pues pese a todo las sigo mimando, les pongo el aire acondicionado para que no pasen calor, hacemos la rutina de paseo y limpieza de jaula TODAS LAS NOCHES, les hablo para que se sientan queridas y tengo el móvil lleno de fotos suyas. Por todo ello, quiero aprovechar este espacio que me brinda mi blog para responder a la pregunta que tanto intriga a mis más allegados:
Quiero a mis chinchillas porque he aprendido a aceptar que SON ASÍ. Yo me frustraba porque intentaba cambiarlas y porque tenía una idea preconcebida de cómo se supone que tiene que ser una chinchilla. Y en el momento en el que me di cuenta que mis “petis” jamás serían cariñosos, que no podía esperar que se subieran por voluntad propia a mi mano, que nunca podría acariciarlos como hago con Triki, que por muchas bayas de gogi que les diera su respuesta iba a ser siempre la misma… dejé de esperar el cambio y empecé a disfrutar de ellos. Pues el cambio, precisamente, tenía que partir de mí, que era la que estaba sufriendo en esta “relación”.
Y éste es el mensaje que quiero transmitir con este post, haciendo una analogía con las relaciones entre personas. Pues muchas veces los seres humanos nos sentimos en desventaja o esperamos que «el otro» sea y haga lo que queremos nosotros. Y en esas situaciones hay que darse cuenta que quizás, la única manera para reducir el malestar que sentimos sea darle una vuelta a nuestro punto de vista. Y si no estamos dispuestos a aceptar de ninguna de las maneras que la otra persona no va a cambiar entonces la cuestión será plantearse, llegado el caso, si queremos seguir relacionándonos con alguien que ES ASÍ. Yo tengo claro que sí. Por eso, para finalizar quiero recalcar que no cambiaría a Peti, Hongui o la fallecida Oki por ninguna otra chinchilla; ni siquiera por la que aparece en el vídeo que os muestro a continuación (que es una preciosidad, pero juraría que la han drogado…)
Varias cosas.
Tu marido es un santo.
Nunca pense que podría aprender algo de tus chincillas, pero tengo que reconocer que me ha gustado la metafora entre aceptar personas y aceptar a las chinchillas.
Pon un video tuyo hablando con las chinchillas, que es muy divertido de ver.
Me ha gustado el artículo
Gracias compañero!
Pensaré lo de insertar el vídeo hablándole a mis petis…
Mmmm…
Ya me lo he pensado
Hola!
Admiro muchísimo la vida que le estan dando a tus chinchis. A veces no es nada fácil! Pero los pequeños avances son grandes victorias. A mi me pasó lo mismo con una hembrita llamada Carlota la adopté mayor con dos años y puff, tardo como dos años en no rehuirme y dejar que la cogiera para salir de la jaula. Cuando empezabamos a tener una relación sólida murió repentinamente.
Cada chinchi es un mundo, las hay super cariñosas y las hay super ariscas.
Después de Carlota tuve el mejor compañero de vida que he tenido jamás, Cherry. Le tuve que dar biberón y curarle una tinia que se habia extendido practicamente por todo su cuerpo. Supongo que eso hizo que desde el primer día me percibira como una especie de mamá, ya que me hacia los mismos ruiditos que las crías hacen a sus madres (lo cual hacia que se me encogiera el corazón). Tuvimos una relación maravillosa porque tuve una suerte inmensa durante 12 añitos. Hace 10 meses que se fue y aún nos duele la perdida a mi y a su compañero Chuck. Lo bueno es que Cherry le enseñó todo a Chuck y tengo una chinchilla-perro, que gracias a dios es mucho menos lista que la primera, porque era un amor pero hacía cada trastada…
Me ha gustado mucho tu comentario ,.yo tengo un chinchi se llama Samanta ,Sam más cortito y si atiende a su nombre tiene 1 año y tres meses y ahí vamos domesticandola con mucha paciencia porque son muy suyas ,graciassss
Buenos días, tengo una pregunta: cuánto tardan de promedio las chinchillas en acostumbrarse a su dueño?
Resulta que tengo uno llamado Yuki (macho) de 9 meses aproximadamente, y de esos 9 lleva conmigo 5, pero aún no se deja acariciar y me tiene miedo. Si la cojo no me muerde ni me ataca pero se le nota que no le gusta mucho. Cuando le suelto por la habitación se me sube encima en algunas ocasiones pero no creo que me tenga ningún cariño. Que puedo hacer?
pues me da muchísima pena lo que se desprende de tu artículo.
Es evidente que «una chinchilla es una chinchilla», desde luego. Pero entristece el concepto de «mascota» referido a un animal. Es horrible que se dé por hecho que un animalito ha de vivir en una jaula y que no entiendas por qué quiere huir cuando le pones la mano en la puerta.
Tratar a un animal como «algo» nuestro es una falta de respeto hacia el animal. Si no lo puedes tner en libertad, no lo tengas.
He tenido un conejo belier que encontré abandonado, ha vivido conmigo durante 5 años en casa, junto a dos perros también adoptados, uno de ellos un galgo.
El conejo-Iggy-tenía una jaula pero con la puerta siempre ABIERTA, él era quien decidía entrar o salir. Que «cagaba»? claro que cagaba, como todo ser vivo (te sorprendió aquello porque no lo ponían en las «webs»? es algo que todo ser vivo hace, hasta una ameba). Pero los animales por lo general no hacen sus necesidades donde duermen y suelen querer un entorno limpio, tendiendo a hacerlo en un lugar localizado de la casa como una bandeja de arena absorbente. Lo mismo que la orina. Está claro que a veces se les puede «escapar» algo, pero en fin, pues se recoge y punto.
No concibo que se hable de «pasear al animal por casa» (sacarlo de la jaula un par de veces al día), me parece una crueldad.¿Qué tipo de vida es esa?
Mi conejo y mis perros se llevaban estupendamente. Tuvieron que conocerse primero y pasaron un pequeño periodo de aclimatación, pero es sorprendente cómo los animales nos demuestran,contra todas nuestras expectativas,lo equilibrados y civilizados que son. Hay que dejarles ser y entender sus maneras, eso sí, claro.
Un animal encerrado no puede «ser cariñoso», ¿cómo le pides que lo sea? Se puede hasta morir de la misma pena.
Los animales son animales, no «mascotas». NO tenemos derecho a exigirles que nos entretengan, nos «obedezcan», nos hagan caso. Sólo nos dan la oportunidad de quererles y a veces nos lo permiten.
Si en lugar de pensar como los «amos» de nada aprendieramos de ellos un poco de RESPETO, la convivencia vendría sola, porque un animal, por tendencia natural-salvo que juntes dos machos agresivos o casos así- va a buscar la paz siempre y la tranquilidad.
Pues qué te voy a decir, compadezco a las mascotas , y no me extraña que «huyan» de sus «dueños».
yo no soy dueño, disfruto la compañía de los animales, los veo como lo que son: seres vivos y compañeros en mi hogar, y en mi hogar no hay barrotes. Y NUNCA he tenido problemas con destrozos, rayaduras de muebles o «camas meadas» (qué desagradable leer cómo lo has descrito. Pobres animales.)
Un saludo.
Hola Ki.
Si te digo la verdad, me parece un poco surrealista tu comentario.
Siguendo con tu argumento, ¿Quién eres tú para tener encerrados en tu casa a a conejos y perros?¿Acaso tienes derecho a robarles su libertad?
Porque un perro que vive en una casa es un animal encerrado, tenlo claro.
¿Los animales son animales y no mascotas? Los animales que viven con las personas en sus casas los llamamos mascotas. Te guste o no. Al ser mascota no se deja de ser animal, como el ser humano sigue siendo igualmente un animal.
En fin, que el que quiere buscar polémica la busca, pero vamos, insinuar que Sira cuida mal a las macotas que viven con ella (y que son animales) es no cmprender ni una sala palabra de lo que ha escrito.
Un saludo
Como se nota que no tuviste una chinchilla que fácil es hablar. Yo tengo una y si que cagan 20 veces por minuto. Yo la tengo en la jaula y la dejo suelta unas horas por la tarde pero siempre vigilándola porque muerde absolutamente todo y tampoco tengo ganas que se quede electrocutada al morder un cable.
Ki, si descubris la formula para tener una chinchilla suelta en la casa y que no destroce todo, te lo agradeceria. Sabias que al habitat natural no se pueden devolver porque estas que se adoptan estan geneticamente manipuladas? y que en su medio natural, las salvajes ya estan casi desaparecidas? Sabias que el hecho de tenerlas de «mascota» es una opcion alternativa a que mueran despellejadas a manos de un peletero? No podes defender a los animales con argumentos que no tienen nada que ver con el tipo de animal del que especificamente se esta hablando porque lo unico que nos enseñas, es tu propia ignorancia, y que ademas no entendes que el articulo es una metafora.
Exacto. Gracias Hvann, por tus aclaraciones. Recibe un abrazo!
Hola,
Pues yo tengo dos chichillas, y las adoro, pero como bien dices, lo que te cuentan nada mas lejos de la realidad, con decirte que una de mis chinchillas ataca al gato cuando pasa cerca jajaja
Con tiempo he conseguido cosillas, pero sus personalidades son muy diferentes, una de ellas es una diva que pasa de mi mucho, jajaja si me siento en el pasillo me usa para pasar de un sitio a otro, y corre sobre mi, pero si nota una mano acariciandola adios, el otro, pues es otro cantar, abro la jaula y si me pongo cerca me salta encima, le gusta subirse a mi cabeza y esas cosas, pero si le acaricias, gruñe, no le gusta un cacho, jejeje
La conclusion es la misma, hay que quererles como son, no hay mas 🙂
Me ha encantado leer todo lo que has escrito. Me he visto reflejada y todo jajjaa. En mi casa viven mis tres perrines, (uno adoptado y dos rescatados de la calle) y mi pequeña chinchi, adoptado también. Tengo que decir que me pasó como a ti, pensé que yo era lo peor y que jamás me querría Cacahuete cerca de el… ¡Pero nada más lejos! Lleva en casa 4 meses y me lo he ido ganando día a día con mañas y chuches… Primero a distancia, luego más cerca, y progresivamente he conseguido lo impensable: no solo me deja acariciarle, sino que me lo pide cada vez que me ve pasar cerca de él. Le ENCANTA que le haga mimos por debajo de la boca y el cuello, ladea la cabeza y pone cara de dormido, y encima ahora cuando pongo la mano en el piso de en medio de la jaula y tamborileo con los dedos, viene a mi llamada e incluso se me sube escalando por el brazo y se sube a mi mano…. Por todo eso, quiero deciros que no desesperéis en hacerles mañas, porque mi pequeño Cacahuete es como el del video o peor, y jamás pensé en poder acariciarlo… Pero ahora lo pide y hace ruiditos si no me paro a hacerle caso.
Hola. He visto este post sobre chinchillas y la verdad, que cada una tiene una personalidad distinta pues tengo una macho, Cooper, de 2 años y es super cariñoso y pide muestras de cariño, caricias y juegos todo el rato. Jamás me mordió al contrario, lo hace a mis pies para jugar o en mi nariz lo que considero contacto de manada, no sé.
Llego a casa con 5-6 meses, no estoy segura ( y sí, la adopte de una chica que tenia 12 en su casa de una granja peletera. La cuestión que no puede campar a sus anchas pues muerde todo, siempre bajo mi supervición y no se si son muy territoriales o ponerle una pareja para que esté mejor. Ha empezado a moderme barrotes y a llamarme con grititos por la noche. Os agradezco ayuda en este tema.GRACIAS
Me ha encantado el post, me he sentido identificada. Yo también tengo una chinchilla y dos perros. Se llevan super bien. La chinchilla se llama ezio (en homenaje a un Assassins, le venía al pelo cuando lo vi como escalaba y saltaba). Respecto al comentario de ki opino que no tiene ni idea, deberías tener una chinchilla para poder opinar. Como bien dices de lo leído a lo vivido hay mucho camino. Debo decir que Ezio llegó a mi vida cuando tenía 2 meses de vida. Al mes de tenerlo tenía que darme quimio así que en mis días malos mis sobrinas se encargaban de abrirle la puerta de la jaula, yo estaba me quedaba sentada viéndolo saltar y trepar, de vez en cuando venía a pedirme un premio y volvía a lo suyo. La verdad que se portaba bastante bien, siempre estaba observándome, si yo no dormía el no dormía, cuando estaba mala por el tratamiento el no me quitaba ojo. Total, me alucinó. Después empezó a comportarse algo peor. Empezó a reor cables y muebles, cosa que nunca a echo. Como bien dicen me da miedo que se electrocute asi que siempre voy detrás para evitar que mierda esas cosas. Últimamente está peor que nunca, pienso que es por qué tiene que desgastar las paletas, lo consultaré con el vete. Total, resumiendo para mí Ezio es parte de mi familia, mis padres lo quieren con locura, siempre tengo que echarle la bronca a mi padre por mimarlo en exceso. Considero que no vive mal, evidentemente tiene que estar en una jaula (la cual es muy grande) para evitar accidentes que le puedan dañar, lo saco tres o cuatro horas al día (dependiendo de lo gamberro que este).
Me dio tranquilidad ver qué Ezio no es el único gamberrete, pensé que yo había echo algo mal XD.
Un saludo
Hola! A mi vida también llegó por sorpresa un Chinchillo! Enamoran!
En mi caso, funcionó, también no llegaba a los dos meses de vida.
Le traje a casa metido en mi camiseta, en vez de jaula o cajas… Íbamos en coche y se quedó frito refrito, y a partir de ahí a pasar laaaargos ratos dentro de mi camiseta, duerme y juega, trepando por mi espalda, mordiendo la ropa y esas cosillas, creo que dentro de lo sociable que va a ser un roedor..he hecho buen trabajo, aún no tiene el año y nos llevamos genial!!!! Y creo que tanto estar conmigo ha ayudado también a que cuando sube a casa gente, incluso niños y juegan con el o le cogen, esté tan tranquilo el tío, al ratito me busca pero se echa un buen ratito con quien sea que le sobe un poco!
Hola tengo una pregunta, resulta que mi chinchilla a sido atacado por mi perro de 4 meses, y le a dejado muy mal la parte de atrás, sin pelo, tiene la piel un poco roja… Eh ido al veterinario etcétera, tiene un tratamiento que estoy siguiendo cada día, y quería saber cuando le va a crecer ese pelo que falta? Es que le hace un hueco muy grande al pobre me da mucha penita
De verdad que al leer tu texto me parece que estuvieses hablando de cualquier animal salvaje,pero nunca de una chinchilla.Siento mucho tu experiencia con ellas,porque no te han permitido conocer lo maravillosas que pueden llegar a ser.Sobre la mia,que se llama Ada,podría contar tantas y tantas cosas bonitas.No puede ser más sociable,más cariñosa y más buena.
Atiende a su nombre al instante,no muerde jamás,ni siquiera los muebles(sólo roe sus palitos y juguetes,que es muy importante que nunca les falten en su jaula)y cuando sale de la jaula jamás hace sus necesidades fuera.Le encantan los mimos,subirse sobre nosotros e incluso jugar con Simba,que es nuestro gato.Se llevan súper bien.También quiero resaltar su inteligencia,son animales muy listos.
Por poner alguna pega,pues que no le gusta mucho que la cojan,pero aún así,aguanta el chaparrón e incluso se duerme entre mis manos.No puedo ser más féliz por tenerla…?