Tengo el placer de presentar un post invitado de David Carrión, presentando el Proyecto CLACOWSKY, un espectáculo visual único e inclasificable.
Conozco a David desde hace apenas un año y es una de esas personas que quieres tener cerca. Trasmite buen rollo, compromiso y creatividad a raudales y cada vez que le he pedido un favor o lo he metido en un ebolao su respuesta ha sido SI.
Sin más, os dejo con sus palabras
James Rhodes lo deja claro en su libro, éxito de ventas mundial, Instrumental, La música cura, escribe, relatando su ascendente carrera como pianista después de haber sufrido abusos sexuales en su infancia, y secuelas mentales y físicas (un desorden alimenticio, daños en su columna vertebral y trastorno por estrés postraumático) a lo largo de su vida.
La música, como cualquier forma de expresión artística, cura.
No tengo ninguna duda de ello. Vivimos un mundo hostil, atrapados en la red de un capitalismo feroz y el avance sin frenos de nuestra vida virtual, un mundo en el que salvarse es cada vez más complicado.
Por eso me aferro a la frase de James Rhodes, o a esa de Fernando Pessoa que hablaba de “el placer subjetivo de la lectura”, me aferro al acto de leer o de escribir o hacer música no solo para conocerme, también para curarme de la sobre información o el estrés del ritmo de la vida.
Escribir me ha ayudado a conocerme, y respetarme
Escribir desde la inconsciencia, de una manera mecánica casi siempre, sin prestar mucha atención a lo que escribo, más bien descargando tensión como el que acude al gimnasio.
Escribir me salva, componer una canción transforma mi estado emocional en algo más ligero, porque convierte la ansiedad de lo que no se dice, pero se piensa, en una suave sensación de haber creado, de haber partido de la nada y contemplar tu pequeña hazaña creacional.
Crear, pienso, nos permite ampliar nuestras capacidades y llegar a pensamientos que de otro modo serían inalcanzables, gracias a la creación, creo, se ha desarrollado el ser humano.
GRACIAS a mis amigas y amigos, y casi sin querer, después de haber sufrido una tragedia familiar, compuse algunas canciones instrumentales y fuimos añadiendo poemas que me habían ayudado a superar los momentos más duros de mi vida, gracias a
- Cristina Olmedilla, chelo,
- Juan Alfaro, percusión,
- Bianca Collado, coros,
- Sergio Hernández, guitarra,
nació CLACOWSKY, una banda de música incatalogable pero que camina con un perfección humana y extraordinaria por la senda una filosofía que se centra en un mundo mejor, conectado por sinergias.
CLACOWSKY, una historia breve pero intensa
Desde el nacimiento del grupo, en Junio de 2016, CLACOWSKY ha pasado por Festivales como el Kerouac de Poesía y Performance en Vigo, Mursiya Poética Murcia, Voces del Extremo Huelva, Vociferio en Valencia, Natural Tus o Cromaday en Albacete, o Aullido en Zaragoza. Salas de pequeño formato como Zalacaín en Murcia, El Taller Tumabo en Alicante, La Madriguera en Ciudad Real, El Búho en Elche de la Sierra o el emblemático Café La Palma de Madrid, donde estuvo acompañado por Javier Gallego Crudo.
En su CROWDFUNDING podréis encontrar desde entradas a 10 euros para su concierto presentación, 19 de Mayo en el Teatro Circo de Albacete, del que se destinará un 10% de la recaudación a los proyectos de la FUNDACIÓN ATENEA en Albacete, hasta camisetas por 15 euros o el vinilo por 20 y una lámina del ilustrador Chema Arake por 25 euros, o algunos paquetes con diferentes recompensas.
Que es CLACOWSKY
CLACOWSKY es una banda de música difícil de catalogar, que flota al ritmo de una cadencia poética que se va liberando en un ejercicio de Spoken Word psicodélico y sutil, entregado a la filosofía de lo humano.
Pero CLACOWSKY es algo más que música o poesía, es algo intangible, que solo puede sentirse, que no puede expresarse con palabras.
0 comentarios