Querámoslo admitir o no, los pequeños problemas cotidianos nos ocasionan un desgaste considerable, tanto en lo físico como en lo emocional, numerosos estudios realizados recientemente, concluyen que hay una relación estrecha entre la cantidad de problemas cotidianos que experimentamos las personas, y nuestros síntomas de salud, psicológicos y fisiológicos.
Se han encontrado incluso evidencias de que el estrés puede tener efectos negativos sobre nuestro sistema inmunológico y puede incrementar el riesgo de contraer infecciones y enfermedades, es algo que está perfectamente demostrado. Esto es más severo en personas que normalmente experimentan altos niveles de estrés y en las personas más ansiosas, que no pueden afrontar efectivamente sus problemas cuando su calma se ve perturbada; y tienen menor incidencia en personas que tienen un alto nivel de autoestima
Entendemos por eficacia personal las expectativas que cada persona tiene de poder afrontar y superar circunstancias adversas. Cuando una persona se siente con eficacia le ayuda a trazarse metas importantes porque sabe que cuenta con la certeza de poder lograrlas, y esto les ayuda para lograr resultados deseables en la vida que los ven con posibilidades de ser alcanzados a través de afrontamientos adecuados.
Las metas que se trazan, las personas eficaces, son importantes, pero también realistas y sus expectativas de lograrlas son razonables porque cuenta con su esfuerzo personal. A su vez son conscientes de las ventajas que tiene afrontar las dificultades centrándose en el problema que no haciendo un enfoque de estas dificultades centrándose en las emociones.
La eficacia personal tiene que ver con la convicción de poder realizar los que nos hemos propuesto. Es la diferencia entre pensar “puede ser que lo haga” y “sé que lo voy a hacer”. Es trabajar para desarrollar la sensación de poder responder de la forma más adecuada en la mayor variedad de situaciones posibles.
Para que la eficacia personal sea real se necesitan tres condiciones:
- Creer que la meta que nos proponemos es alcanzable.
- Saber que poseemos las habilidades necesarias para conseguir la meta.
- Invertir el esfuerzo necesario porque la meta propuesta merece la pena.
El camino para desarrollar la eficacia personal es corto y sencillo, pero exige un esfuerzo para conseguirlo:
- Acción. Con pasividad no se consigue nada. Acción significa trabajar y hacer. Es esencial porque se aprende mejor haciendo.
- Flexibilidad porque nos capacita para adoptar distintas perspectivas, opciones y alternativas no quedarnos estancados en la dificultad.
- Persistencia. Con constancia llegaremos a conseguir las metas trazadas para nuestra supervivencia positiva.
Podemos desarrollar la eficacia personal de varias formas:
Viviendo una vida de metas. No se puede desarrollar eficacia personal sin conseguir éxito en actividades determinadas, y no se puede tener éxito si no se tienen metas claramente trazadas.
Trazarnos metas razonables. Deberían ser suficiente estimulantes pero realistas para poder ser alcanzadas
Buscar modelos. No tienen necesariamente que ser conocidos personalmente, sino personas que nos inspiren una actitud positiva ante la vida.
Habla contigo mismo de una forma positiva. Lo puedes hacer en voz alta o en silencio, como más cómodo/a te sientas. Anímate pensando en las experiencias positivas que has tenido.
Emplea suficiente energía y esfuerzo. El éxito y el logro de las metas precisamente radican aquí. Los atletas se repiten con frecuencia “ganar depende de cuánto lo quieras”.
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