He de decir que no tuve muy claro estudiar psicología cuando a los 17 años tuve que decidir hacia donde me dirigía, cobraban el mismo peso varias opciones. Actualmente, llevo 7 años trabajando como psicóloga, o más bien, aprendiendo a ser psicóloga.
Quiero compartir algunas ideas sobre las reflexiones alcanzadas estos años.
Me siento enormemente afortunada de que mi crecimiento personal se enriquezca de mi crecimiento profesional, y que también suceda a la inversa. La carrera me dio muchos conocimientos, el masters y los cursos posteriores me permitieron obtener información más específica sobre diferentes aspectos sobre los que versa la psicología, pero a ser psicóloga me enseñan los pacientes.
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El aprendizaje no sólo supone adquirir información, para aprender es también necesario poner en marcha ese conocimiento.
No sé usar un destornillador por llevarlo en el bolsillo, aprenderé a usarlo cuando lo saque y atornille. Pero es que además, ese destornillador no solo atornilla, puedo usarlo de diferentes maneras como herramienta para hacer palanca o como punzón para diferentes superficies.
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Las personas con las que trabajo me ofrecen la posibilidad de continuar con mi proceso de aprendizaje, de poner en marcha aquello que los libros me enseñaron.
Las personas llegan a consulta después de haber estado un largo periodo bloqueado ante lo que les ocurre, repitiendo de forma ritual la respuesta ante el problema y creyéndose la idea de que no pueden hacer nada. A partir de ahí, surge la historia de su vida, las interpretaciones de su pasado, los temores, las expectativas de futuro,…y todo ello ofrecido bajo la confianza de que tú vas a ayudarle.
Aprendo no solo porque ponga en marcha lo que sé, sino también porque me ofrecen conocimiento, aportándome su experiencia que llena mi equipaje de buenos ejemplos, de herramientas empleadas en ellos que pueden ser útiles en otros.
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Que una persona consiga afrontar sus problemas y mejorar su calidad de vida no es triunfo del profesional, sino de la persona que ha puesto en marcha las herramientas que se le han dado.
La responsabilidad del profesional es empatizar, establecer un vínculo terapéutico de confianza, motivar para el cambio y dotar de herramientas adecuadas, todo ello dentro del marco científico de la psicología.
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El aprendizaje de mi profesión es recíproco entre el paciente y yo
No hay dos ansiedades iguales, no hay dos depresiones iguales, no hay dos adicciones iguales,…la adaptación individual a las necesidades de cada caso es crucial para la buena praxis.
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Son muchas las personas que ejercen de maestros y pocos, los que asumen el rol de aprendices.
Soy mejor profesional que hace 7 años pero eso no seria posible sin el aprendizaje mutuo, sin la experiencia compartida.
Dice una frase zen: Maestro no es quien enseña a sus alumnos, sino quien aprende de ellos.
Quien siente que aprender es algo diferente a enseñar es que no ha comprendio en absoluto lo que significa aprender. La enseñanza es un proceso bi direccional, donde las dos partes dan y reciben.
Se que no soy objetivo y quizás mi opnión subjetiva aporte poco valor. pero tengo claro que eres una gran terapeuta. Porque las personas con las que colaboras consiguen mejorar, porque disfrutas con tu profesión como nadie, porque siempre estás buscando aprender un poco más.
Porque tú manera de entender la terapia y aplicar las herramientas que la psicología aporta una visión profesional, dinámica y sumamente pedagógica.
El artículo esta bién, pero te aseguro que lo que nos merecemos es que te pongas a escribir un manual sobre cómo hacer terapia y nos enseñes un poquito más de todo lo que sabes.
Y se que no soy objetivo, pero quiero decirte que para mi es un autentico lujo trabajar a tu lado