Así como cuando vivimos solos nuestro hogar es un auténtico remanso de paz, en el momento que tenemos pareja y nos vamos a vivir juntos el estrés que ocasionan algunos factores determinados puede provocar que vivamos la situación de pareja con altos grados de ansiedad. Hasta el punto que muchas rompen o se deterioran hasta convertirse en una relación tóxica.
Cada uno de nosotros tenemos unas necesidades propias, unos gustos determinados a la hora de comer, unas aficiones concretas y unas rutinas a las que estamos acostumbrados. Cuando empezamos a convivir con otra persona, debemos tener en cuenta que él o ella también cuenta con sus costumbres y hábitos particulares, así que lo primero que hay que plantear cuando se inicia una convivencia en pareja es cómo nos vamos a acomodar el uno al otro, entendiendo que ambos tendremos que reconvertir un trocito de nuestro “YO” para transformarlo en un “NOSOTROS”.
Decimos que sentimos estrés cuando carecemos de recursos de afrontamiento ante una situación que no sabemos gestionar adecuadamente. Sentimos malestar, nerviosismo, cansancio, frustración y en ocasiones desesperanza.
El estrés percibido como algo desagradable y prolongado en el tiempo puede fácilmente desencadenar un trastorno de ansiedad. Y si la fuente de estrés es nuestra pareja, tendremos que abordar el problema en conjunto, como un equipo. Pues aunque yo esté bien, si mi pareja no lo está, también yo tengo un problema (en este caso de pareja). Vamos a dar a conocer en este post las variables más frecuentes de estrés entre la pareja, dentro del entorno de la convivencia, además de sencillas claves para gestionar la ansiedad producida.
LAS TAREAS DOMÉSTICAS: limpiar la casa, cocinar, hacer la compra, poner la lavadora… no conozco a mucha gente que afirme disfrutar mientras realiza las tareas del hogar. Y si ya se hace cuesta arriba limpiar mi propia caca, barrer la de los demás es bastante más ingrato. Si a eso le añadimos el cansancio por haber trabajado duramente, cuando llegas a casa o el fin de semana lo último que apetece es ponerte a planchar.
El hecho de que uno limpie más que el otro no implica que disfrute más haciéndolo, sino que puede ser que sus niveles de exigencia con la limpieza sean superiores a los de la pareja o que tenga unas costumbres diferentes. El caso es que un reparto equitativo de tareas, en función del tiempo disponible de cada uno, de lo que le guste más hacer (o que le disguste menos), barajar la posibilidad de pagar a una persona para que nos ayude a limpiar (si las condiciones económicas nos lo permiten), o asumir que la casa pueda estar menos limpia que cuando vivía yo solo y tampoco se hunde el mundo por ello, puede ayudarnos a superar la ansiedad en pareja, en este sentido.
LAS PARCELAS DE INDEPENDENCIA: otro de los grandes retos de la vida en pareja es delimitar los espacios privados e individuales de cada uno. La vida en pareja no implica realizar una simbiosis hasta el punto de no tener vida privada. La información que manejo con mis grupos de Whatsapp, mi café con las amigas o mis 30 minutos diarios que necesito en el WC no tengo por qué compartirlo con mi pareja si no lo deseo. Y mi pareja tiene que tener también su espacio de privacidad. Las personas que sufren de celos o que sienten inseguridad y desconfianza suelen invadir el espacio privado del otro y sienten ansiedad cuando perciben que no alcanzan a controlar la información que ofrece su pareja a los demás. Establecer unos límites claros y trabajar la confianza mutua os ayudará a superar la ansiedad en pareja.
EL TIEMPO EN PAREJA: el trabajo, los hijos, las responsabilidades, los compromisos sociales… a veces parece que nos faltan horas y la pareja también necesita de su tiempo de calidad para disfrutar el uno del otro. Pactar un tiempo en pareja (a la semana, por ejemplo), o establecer una franja horaria al día sólo para vosotros y priorizar dicho tiempo sobre las demás demandas es la mejor estrategia para aumentar la satisfacción entre ambos. A esto se le debe añadir el propósito de aumentar las señales de afecto, los gestos de cariño y procurar más refuerzos positivos (que al final siempre decimos “lo malo” y nos olvidamos de resaltar lo bueno que hace nuestra pareja por nosotros…). Todo ello redundará en una disminución de la ansiedad.
LOS HIJOS Y LOS ABUELOS: tener hijos implica un cambio de estado (pasamos a ser una familia), un cambio de rol (ahora soy un papá o una mamá además de la pareja de alguien) y un cambio de rutinas (los horarios y tareas varían irremediablemente). Además del estrés que pueden generar en la pareja estos cambios que hemos nombrado, suele suceder que nuestros padres (los abuelos), aquellas personas que cuando no teníamos al “peque” casi ni pasaban por casa, ahora están mucho más presentes en nuestra vida. Y por supuesto que suponen una ayuda de gran valor, nos aportan su experiencia personal sobre la crianza, sus consejos, su tiempo… pero si no establecemos los límites desde el principio sobre cuándo y cómo intervenir, puede suceder que esa ayuda se convierta en una fuente de estrés. Más si cabe con la familia política, pues la diferencia entre el grado de confianza que tengo con mis suegros respecto a la que tengo con mis padres me puede frenar a la hora de atreverme a decir NO en un momento dado. Una comunicación abierta con mi pareja y con los abuelos, con cariño pero con asertividad, para abordar el grado de ayuda que necesitamos de ellos, nos facilitará superar la ansiedad en esos momentos de interacción familiar.
Para terminar, os recomendamos que habléis mucho con vuestra pareja si os sentís, en algún momento, desbordados ante alguna situación. No esperéis que adivine lo que pensáis o sentís. Una comunicación efectiva es el mejor protector frente al estrés y la ansiedad.
Genial Sira,me he sentido muy identificada en alguna de las situaciones que planteas 🙂
Muchas gracias Irene, son situaciones muy frecuentes y cotidianas. Un saludo!
Yo estoy pasando por ansiedad y angustia…
Pues llevo un año de casada vivimos separado porque no nos han entregado el apartamento que compramos y bueno hemos tenido una serie de problemas por el cual yo siento que ya el no es como cuando era mi novio. Y llevamos solamente un año de casados…
De novio se desvivía por mí y ahora no es así…
Un ejemplo mi carro anda con los frenos muy largos llevo un mes diciéndole que se lo lleve al taller ( porque tiene un taller mecánico ) y siempre se le olvida lo cual debo volver q recordárselo y mi orgullo me hace explotar y callarme…
Me siento ahogada que puedo hacer.