Recientemente me tope por casualidad con una conferencia escrita por un investigador de la Universidad de
Oviedo, en concreto de la facultad de enfermería cuyo título llamo mi atención:
PARADOJA DE LA
ESQUIZOFRENIA EN EL MUNDO DESARROLLADO: MEJORES TRATAMIENTOS, PEORES RESULTADOS.
En él, el autor analiza como estudios llevados a cabo por la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que la
esquizofrenia tiene mejor pronóstico en países menos desarrollados como India, Nigeria y Colombia, frente
a los más desarrollados y que paradójicamente son los que gozan de mejores tratamientos.
Vamos a reflexionar el porque de estas diferencias en el tratamiento de la esquizofrenia.
¿Entonces? ¿Dónde está la clave para estos resultados?
Según los datos aportados por los estudios de la OMS, las remisiones completas documentadas en los
países en desarrollo es del 37%, frente a un 15% en los desarrollados.
Siendo además curioso el dato de que en los países en desarrollo solo el 16% de los pacientes toma regularmente medicación antipsicótica, frenteal 61% en occidente.
Estos datos muestran que, más del doble (nada menos) de los pacientes con diagnóstico de esquizofrenia en los países en vías de desarrollo consiguieron una remisión completa a largo plazo frente a lo que ocurre con sus equivalentes en los países más desarrollados.
Otro dato que presenta el trabajo es que el 56% de los sujetos con esquizofrenia en países en desarrollo muestra un patrón de evolución leve, frente a un 39% de los países desarrollados.
En otras palabras, más de la mitad de las personas diagnosticadas de esquizofrenia mantienen una vida relativamente normal y
estable.
Al parecer, en estos países con mejor pronóstico, debido probablemente a la falta de recursos o disponibilidad de un tratamiento farmacológico asociado con determinadas creencias culturales o místicas, se produciría una mayor aceptación y tolerancia de la familia respecto de la persona enferma , esto asociado con una ausencia de señalamiento y lucha contra los síntomas, sería la clave en la mejor evolución de estos pacientes.
La importancia del entorno y los valores culturales en los tratamientos bio-psico-sanitários
Esta pauta no ocurre solo a nivel de la familia, sino también del entorno, por lo que ni el paciente ni su familia perciben ni reciben presión, crítica o señalamiento por ciertas conductas que hubiera que corregir.
Una mayor cohesión social en torno al paciente, la aceptación de la sintomatología e incluso el mantenimiento de la vida laboral parecen ser determinantes.
En los países con peor pronóstico, tendríamos la intervención basada en el modelo biomédico que tan buen resultado proporciona en las enfermedades de origen claramente fisiológico, pero que no lo es tanto en las de origen psico(pato)lógico.
Y es que resulta que la ruptura biográfica y el enrolamiento psiquiátrico característico, que no se da o no se da tanto, en los países en desarrollo es uno de los factores de riesgo de mal pronóstico con más evidencia a sus espaldas.
Abandono de la vida académica o laboral, el distanciamiento de amigos y familiares, el estigma de la enfermedad mental que todavía tiene mucha presencia en nuestra sociedad son el caldo de cultivo no solo para la cronificación del trastorno sino para un
empeoramiento de la sintomatología.
Es probable que la persona se vea apartado de la vida social y condenada a entrar en la rueda del ingreso hospitalario, instauración de la medicación, estabilización, alta, dificultades de desenvolvimiento en la comunidad, incremento de los síntomas, crisis, reingreso, cambios de medicación…
Considerar a las intervenciones psicosociales como la piedra angular de la intervención del tratamiento de la esquizofrenia.
Todos estos datos refuerzan la idea de considerar a las intervenciones psicosociales como la piedra angular de la intervención y no como un mero acompañante de la medicación neuroléptica.
En conclusión, sería interesante replantearse el actual modelo de intervención en trastornos como la esquizofrenia y avanzar desde la prescripción indiscriminada de fármacos a una perspectiva más biopsicosocial, porque actualmente, como dice Marino Pérez Álvarez, tiene mucho de “bio”, algo de “psico” y nada de social.
REFERENCIAS
Gonzalez-Pando, David. (2012). Paradoja de la esquizofrenia en el mundo desarrollado: mejores tratamientos, peores resultados…
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