Con este artículo, despedida de un ser querido fallecido completamos el artículo publicado la semana pasada como despedirse de un ser querido.
Cómo despedirse más o menos bien, “más o menos bien “significa que no se puede evitar el paso del dolor y la tristeza de la despedida.
Despedirse no es un acto, sino un proceso similar al de una herida por ello hemos de reconocernos heridos, gritar y llorar si hace falta, pedir socorro, desinfectar la herida, curarla y esperar a que cicatrice.
Algunas pistas que pueden ayudar a una despedida:
1º- No auto engañarse
El primer paso para aprender a despedirse es que el que esté agarrado se de cuenta de que lo está y tome conciencia sin auto engañarse.
2º- Adaptarse a la nueva vida.
Otra de las tareas que deberán las personas aprender es la de adaptarse de nuevo al mundo que le rodea sin la presencia del ser querido y esto implicará, entre otras cosas, un cambio de roles. Mujeres que no se ocupaban de la declaración de la renta, hombres que no saben cocinar o planchar…
3º- Calibrar bien cuándo es el momento de despedirse.
Las despedidas necesitan ser realizadas de acuerdo a su proceso de maduración. Cada persona tiene su ritmo, que la persona respete el suyo propio y sobre todo el de los demás.
4º- Aceptar todas las emociones que el proceso conlleva,
aunque parezcan absurdas. No es infrecuente que se sienta rabia hacia el que se ha muerto. Las emociones y los sentimientos no son siempre lógicos, sobre todo en las muertes muy traumáticas. También puede que aparezca el sentimiento de culpa y verlo como absurdo…por ello debemos dejar que el sentimiento vaya siguiendo su ritmo sin retenerlo ni pelearse contra él.
Aceptar el duelo supone:
- llorar todo aquello que se acumuló atrás,
- limpiarse a través del llanto,
- gritar si se necesita,
- si crees, enfadarse con Dios si eso ayuda, sin miedo.
Más tarde o más temprano aquellos que evitan toda pena consciente tendrán una crisis seguramente con alguna forma de depresión. Vivir sanamente el duelo consiste en dar un espacio y un tiempo a los sentimientos que aparecen tras una pérdida.
5º- Cerrar los asuntos pendientes.
No se refiere solo a los asuntos materiales si no también a los internos, sobre todo en la expresión de emociones y pensamientos nunca dichos. Es frecuente que cuando arrastramos algún asunto pendiente, dentro de nosotros nos parezca enorme, pero que cuando logramos sacarlo y expresarlo nos damos cuenta de que quizá lo hemos estado distorsionando.
Se trata de hacer una despedida simbólica. Escribir en general es muy recomendable ya que ayuda mucho a sacar emociones y cerrar: cartas de despedida, cartas donde se pide perdón si se cree que se equivocó o no se fue justo con la persona, cartas donde se dan las gracias, hay gente que escribe un diario. Si la persona no quiere escribir no importa que la persona ya no este, que se imagine que la tiene en frente y se lo diga de corazón.
6º- Aceptar lo definitivo de la pérdida
Este tipo de pérdidas no tiene vuelta atrás y sólo cuando somos capaces de aceptarlo, estaremos preparados para decir adiós y desprendernos de lo que se va.
El objetivo del duelo es la definitiva despedida interior que le damos a esta persona, la aceptación de la pérdida y la disposición a incorporarse de nuevo a la vida. Sólo con la aceptación de lo definitivo de la pérdida, podrá la persona volver a enfocar la energía y su amor a otras personas.
7º- Aceptar la herencia. Es decir, valorar qué nos deja esa despedida.
En toda pérdida podemos guardar para nosotros algo positivo que nos aportó la relación con el que se fue: actitudes de la persona que se despide, aprendizaje de nuestros fallos relacionales, vivencias, recuerdos…
8º- Celebrar el ritual de despedida.
Cuando la despedida deja un gran hueco en nosotros es importante que podamos celebrar de despedida.
En la mayoría de las culturas la expresión de dolor individual tiene un lugar en los ritos públicos, sin embargo, actualmente coartamos esta expresión y preferimos que la expresión sea más controlada y menos expresiva,
Al menos en nuestra actual sociedad apenas se viven ya aquellas explosiones y gestos desgarradores de dolor, rabia y desesperación…y por hondo que sea nuestro dolor parece que no está bien visto manifestarlo de forma pública.
9º- Darse tiempo para cicatrizar la herida. Es decir, permitirse “vivir el luto”:
Aceptar la inestabilidad emocional, apatía, aislamiento, depresión...si el tiempo se alarga demasiado es conveniente buscar ayuda, acudir a algún grupo o atención profesional.
10º- Dejarse encontrar por la vida.
Consiste en ir aceptando con alegría y sin culpa los nuevos regalos de la vida.
11º- Pedir ayuda si se necesita.
Dar la oportunidad a los amigos y seres queridos que estén al lado. Recordar que muchos quieren compartir su cariño, pero no saben la manera de hacerlo. Decir lo que se necesita.
Un duelo ha sido elaborado cuando podemos recordar al fallecido sin que afloren sentimientos de tristeza, dolor o rabia y cuando hemos aprendido a vivir sin él. Cuando hemos dejado de vivir en el pasado y somos capaces de invertir toda nuestra energía en la vida presente, en establecer nuevas relaciones significativas y aceptar la vida.
“No llores porque las cosas hayan terminado, sonríe porque han existido”
Perdí a mi papá hace 3 meses y mi vida cambió.Tengo mi esposo y mi hijo de 13 años que siempre me apoyan.Pero mi actitud de enojo,apatía,y de no interesarme nada fuera de lo que me rodea me preocupa .Pero a la vez siento fortaleza y muchas cosas dejaron d interesarme. Siento que no soy la misma persona tampoco quiero volver a serlo
perdi a mi papa hace casi 11 anos y a mi mama hace 6 meses, cuando mi papa vivia a una hr de distancia y no pude despedirme de el con sus ojos abiertos. cuando mama vivia lejos del oais y tampoco pude, quisiera despedirme de ellos de una forma y no se como. Hay dias excelentes y otros que las lagrimas y recuerdos se apoderan de uno mismo. siento que el duelo no acaba pero se aprende a sobrellevar. Solo quisiera despedirme