¿Son simples herramientas para relacionarnos o relacionarse en las redes sociales es un fin en sí mismo?
¿Publicamos lo que somos o somos lo que publicamos?
¿Cuánto de tu vida sucede en Facebook, Twitter, Google plus y otras redes sociales?
La influencia de las redes sociales en nuestras vidas es algo evidente. Facebook, Twitter… se han convertido, sin pedir permiso en una realidad en la vida de casi todos de nosotros.
Vamos a reflexionar sobre las tres preguntas del inicio del post. A ver si llegamos a alguna conclusión.
¿Son simples herramientas para relacionarnos o relacionarse en las redes sociales es un fin en sismo?
En principio parece evidente que son herramientas a nuestra disposición para comunicarnos. Si quiero contar algo puedo utilizar las redes sociales para hacerlo. Ya sea una reflexión, una imagen, un video, un evento o lo que sea.
Pero cuando la repercusión de lo que cuento empieza a ser algo importante para mí, estamos dejando de utilizar una herramienta para convertirlo en una finalidad.
Y entonces es cuando Facebook y Twitter se convierten en sistemas de evaluación de la popularidad y la capacidad de influencia.
Si el domingo hago una paella con amigos y comparto una foto de lo impresionante que ha quedado el arroz para 20, con sus gambas bien colocaditas y todo para que los amigos que no han venido compartan de algún modo el momento, estoy utilizando Facebook como una herramienta.
Pero a veces tenemos la sensación de que es más importante compartir el momento de la paella que disfrutar del momento en sí. Y empezamos a ver estadios de fútbol llenos de personas más atentas a tuitear el partido que a disfrutar de verlo. Y en ese preciso momento es en el que relacionarse en las redes sociales se convierte en una finalidad, en un objetivo en sí mismo. El placer esta en compartir lo que nos sucede, no en que nos sucedan cosas.
¿La tecnología nos hace más felices?
¿Publicamos lo que somos o somos lo que publicamos?
Tenemos la libertad de publicar o no publicar lo que nos venga en gana. No todo pasa en las redes sociales y son muchas cosa las que no compartimos. El límite lo ponemos cada uno de nosotros. Desde utilizar Twitter, Facebook y demás redes como un simple canal para recibir información (de tus amigos, de medios, personas que sigues,..) hasta estar todo el día publicando el más mínimo de talle de tu vida.
Y no es que seamos lo que publicamos, pero son muchas las personas con las que nos relacionamos nada más que a través de lo que compartimos. Esos amigos de instituto, antiguos compañeros de trabajo, aquellos amigos del viaje a Perú o aquellos que conociste jugando a Word of Warfcraft por ejemplo.
Yo tengo amigos que no veo desde hace 10 años y nuestra relación continúa a través de las interacciones en las publicaciones que realizamos. Y en este punto es donde empezamos a convertirnos en lo que publicamos y empezamos a ser lo que publicamos.
¿Cuánto de tu vida sucede en Facebook, Twitter, Google plus y otras redes sociales?
Por eso al final tenemos que aceptar que cada vez más las cosas que nos pasan lo hacen en Facebook, Twitter y compañía. El interaccionar a través de redes sociales es una realidad, y más que ponernos a discutir si es bueno o malo, saludable o no, tendremos que ponernos a decidir cómo queremos que sean esas relaciones, que normas y valores rigen estas interacciones y cuanto de nosotros mismos es lo que sucede en las redes.
¿Cuál es tu respuesta a estas tres preguntas?
Y si te ha gustado compártelo en tus redes sociales 🙂
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