Hace unas semanas vi en Instagram una ilustración de la artista Iglus que descubrí hace poco…
Durante este fin de semana, esa misma ilustración de alguna manera, se puso en mi imaginario y pensé que era perfecta para hablar de un tema aparentemente sencillo, que no lo es tanto, la importancia de las conversaciones incomodas en una relación de pareja.
En las terapias de pareja, se observa continuamente que las parejas que presentan un mayor nivel de tensión, rehúyen como parece lógico, de las conversaciones que aparentemente podrían aumentar dicha tensión.
Sin embargo, cuando más esquivan estas conversaciones, la tensión y la distancia van abarcando más y más terreno hasta que la situación se vuelve realmente complicada.
¿Qué es una conversación incomoda?
Aquí os voy a proponer una definición propia, de lo que en mi consideración constituye una conversación incomoda, para que sirva de enlace con el resto de puntos.
Una conversación incomoda, es aquella en la que se va a tratar un tema que es importante para nosotros, pero que, por alguna razón, anticipamos que su puesta sobre la mesa, podría ocasionar incomodidad o malestar, en nosotros mismos, nuestra pareja o ambos.
Me parece importante señalar que la conversaciones incomodas, albergan más incomodidad en la anticipación, que, en la propia conversación, ya que muchas veces cuando se llevan a la practica suponen más una catarsis y relajación, que un momento de tensión.
Esto ultimo ocurre muy frecuentemente entre las parejas que mejor funcionan, se habla un tema incomodo, los dos aprenden del otro/a, se relajan y comparten lo que habían callado. Esto genera calidez y compasión dentro de una relación, con lo cual la fortalece, lejos de lo que se piensa.
¿Qué sucede en las parejas donde la situación es tensa o muy tensa?
Es muy difícil que se generen las conversaciones incomodas, tal como las hemos definido antes, en el contexto de una relación en el que hay mucha tensión acumulada.
En las relaciones que se encuentran en esta situación, lo frecuente no son las conversaciones incomodas, sino las peleas agresivas o el silencio como castigo.
Es importante no confundir la conversación incomoda, con las discusiones agresivas. Las conversaciones incomodas suelen serlo antes de que se produzcan, en el caso de las discusiones agresivas, la incomodidad, el malestar, la ira y la frustración se dan en la propia discusión.
La paradoja es que las parejas donde hay tensión, si suelen tener discusiones agresivas y no suelen practicar conversaciones incomodas.
¿Por qué las conversaciones incomodas son tan buenas para una relación?
Lo son, porque van haciendo que la otra persona, sea cada vez más, un terreno seguro, en el que poder hablar de temas importantes y presuntamente incomodos.
El hablar de temas importantes, hace que la otra persona aprenda lo que nos importa, el motivo por el que nos importa, la manera en la que nos gustan las cosas, lo que no nos gusta que suceda y tantas otras cosas.
Todo esto, en terrenos tan diversos como; la familia, los amigos, las tareas de la casa, el sexo…la lista es interminable.
Por otro lado, cuanto más se tratan estas conversaciones, más frecuentes se vuelven, y lo que termina sucediendo es que las parejas que las practican con frecuencia, lo hacen con naturalidad.
Al final lo que sucede, es que, si se han producido estas conversaciones, la intimidad esta muy fortalecida dentro de la relación, las personas que la integran conocen bien al otro y lo que quiere.
En resumen, se convierte en un factor preventivo que funciona a la contra de la tensión, favoreciendo la libertad del otro y la responsabilidad afectiva.
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