Cuando echas en cara algo a tu pareja, estas acusando a él/ella de haber hecho algo que te ha provocado sufrimiento.
Normalmente quien echa en cara se sitúa como víctima y le da al otro el papel de verdugo.
Esta forma de dialogar provoca que la persona que recibe el mensaje se coloque a la defensiva.
Si, puede que tengas las mejores intenciones.
Si, es algo muy positivo comunicar lo que te molesta de la relación.
El problema no es lo que le estas diciendo a tu pareja, si no como se lo estás diciendo y sobre todo, la posición de verdugo en la que lo o la colocas.
El problema de echar en cara
Vamos a poner un ejemplo, imaginemos a Olga y David. A esta pareja le encanta ir al cine.
Sabiendo que Olga no trabajaba esa tarde, David decidió comprar dos entradas y se dispuso a esperar a que llegara Olga con unas increíbles ganas de contárselo.
En ese momento Olga llama y le dice que esa tarde va a quedar con los amigos.
David no le cuenta nada de las entradas y al colgar el móvil, se sienta de golpe en el sofá fastidiado por la situación.
Cuando Olga llega por la noche, David ha pasado mucho tiempo pesando en lo que ha sucedido.
Y le dice: “Podíamos haber ido a ver una peli al cine esta tarde pero como tú te has ido con los amigos, me he quedado aquí sin hacer nada, menudo bajón”
A lo que Olga responde: “Estas diciendo que tengo la culpa de que no hayas hecho nada, dejémoslo y se retira a ducharse”
En la ducha Olga piensa: “Que se ha pensado, me está diciendo que por irme con mis amigos no ha hecho nada esta tarde, pues… ¡perfecto!, que rabia, con lo bien que me lo había pasado y ahora esto»
¿Es malo expresar el malestar que se siente a la pareja?
Todo lo contrario, es muy bueno expresar lo que nos desagrada. Pero tan importante es «lo que se dice» como «la forma en la que se dice».
Cuando echas en cara a tu pareja, como hizo David, provocas una reacción emocional de rabia que impide que la persona se dé cuenta de que es lo que te molesta.
David podría haber dicho “Mira Olga la verdad es que no te dije nada, pero había comprado unas entradas y me he quedado aquí toda la tarde pensando en ello y cabreado”
A lo que Olga seguramente diría “Vaya me lo tenías que haber dicho, en este caso podía haber dejado para mañana el plan de hoy con los amigos. Cuando tengas una sorpresa así dímelo”
La clave del asunto o porque no culpabilizar al otro de nuestro malestar
Cuando culpabilizamos es muy complicado que la otra persona entienda lo que nos molesta. Mas bien conseguimos una reacción de rabia e ira, que desactiva toda posibilidad e escucha.
Cuando se provoca una reacción de ira en una persona, no es posible el dialogo. Con esta forma de hablar se consigue instaurar una comunicación defectuosa en la pareja.
Para escribir este post me he inspirado en el libro sobre comunicación en pareja “Perdóname si me equivoco” de Giorgio Nardone.
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