El otro día, vi un capítulo de como conocí a vuestra madre que iba sobre “tener a alguien en el anzuelo”.
No sé si esa traducción del inglés es correcta (a mí me suena rara) pero el concepto es interesante y casi todos hemos sido alguna vez el pez (en el anzuelo) y otras veces el pescador (que teníamos a otra persona en el anzuelo).
¿Qué es estar en el anzuelo?
Pues es esa relación de “amistad” que estableces con alguien que te gusta, pero que no está dispuesta a tener una relación sentimental contigo (porque ya tiene pareja, porque no quiere, por…).
Y que se deja querer por ti.
Al fin y al cabo a todos nos gusta tener a alguien que nos baile el agua y nos haga sentir bien.
Cuando estás en el anzuelo de alguien
Cuando estás en el anzuelo de alguien, sueles conformarte con amistad, aunque lo que deseas es una relación sentimental.
Y acabas magnificando lo que te favorece (“está mal con su novio”, “se ha abrazado a mi buscando consuelo») y despreciando la información que no (“si sigue con su novio, es porque es con él con quien quiere estar”, “busca mi abrazo y mi consuelo porque estoy disponible”)
Te adaptas a lo que ella quiere, eres el amigo fiel y siempre disponible y no exiges nada a cambio. Estar con ella ya es bastante premio.
Y albergas la secreta esperanza, que en algún momento, se dé cuenta de que estás ahí, de que la quieres y de ella también te quiere y eres el hombre de su vida.
Sabes que eres un plan B, o un plan C y aun sufriendo, lo aceptas.
Ves con asombro y dolor, que el día que decide ponerle los cuernos a su novio, ni siquiera es contigo, porque “no quiere poner en riesgo vuestra amistad”
Cuando tienes a alguien en el anzuelo
Cuando tienes a alguien en el anzuelo, a no ser que te confronten, quieres creer que no es así.
Al fin y al cabo, cuando estoy con ella me lo paso bien, es una buena amiga y me hace sentir bien.
Compartimos aficiones y momentos y yo no estoy engañando a nadie. Sabe que tengo novia.
Y los dos sabemos que aquella noche que nos dimos cuatro besos fue una tontería que no significaba nada.
Cuando tienes a alguien en el anzuelo disfrutas de tener a alguien que baila el agua.
Que disfruta de ver 4 horas de cine de Kurosawa en versión original y en blanco y negro porque “a ella también le gusta”.
Y que se queda a dormir en tu casa porque se ha hecho tarde, no porque espere que pase algo entre nosotros.
¿Esto es una historia de víctimas y culpables?
Seguramente es posible que te sientas identificado con las dos historias que he contado y es muy posible que las hayas vivido historias similares en tu propia piel.
Y, aunque a simple vista puede parecer que hay víctimas y culpables, en realidad, habitualmente no es así.
Ni el pescador es un cabrón ni el pescado una pobre víctima.
Las relaciones interpersonales son complejas y en muchas ocasiones tiene poco que ver lo obvio (lo que se dice y se hace) y mucho con lo que subyace (lo que se siente y se piensa).
La cuestión es, que en este tipo de relaciones, como mínimo sufre una persona, y con un poco de mala suerte acaban sufriendo las dos.
Cómo dejar de ser pescado o pescador.
Lo que es importante (o por lo menos saludable a nivel psicológico) es saber cortar este tipo de relaciones cuando te das cuentas de que las has establecido, porque no deja de ser una relación tóxica.
No estoy 100% de acuerdo en todo lo que se plantea en este artículo (que me encontré revisando documentación para escribir este post), pero si es cierto que plantea algunas buenas ideas.
Y se te das cuenta de que tienes a alguien en tu anzuelo, lo mejor que puedes hacer es ser honrado contigo mismo y con esa persona, dejar la ambigüedad un lado y decirle claramente que no vas a tener una relación más allá de la amistad con esa persona.
¿Y tú, has estado en una situación similar?
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